La selección de Venezuela, que días atrás ofreció destellos de buen fútbol y enseñó mayores argumentos ofensivos con el ingreso de sangre nueva a su plantilla, tratará de sellar una “resurrección” este martes, al recibir la visita de Chile -uno de sus tradicionales verdugos- con la obligación de sumar la victoria y recuperar terreno en el ya difícil propósito de tomar uno de los cupos disponibles al Mundial Rusia 2018.
El desafío, correspondiente a la sexta fecha de las eliminatorias suramericanas, está programado para jugarse en el estadio Agustín Tovar de Barinas -antes conocido como La Carolina- desde las 7 de la noche, con el arbitraje del peruano Diego Haro.
La oncena criolla encara el compromiso -calificado de “vida o muerte” por algunos de sus jugadores- en un ambiente de ligero optimismo, visto el “renacer” que experimentó su juego el jueves pasado al enfrentar a Perú en Lima, gracias a la aparición desde el pitazo inicial de jugadores como Rómulo Otero, Juan Pablo Añor, Mikel Villanueva y Arquímedes Figuera que ayudaron a dar un notable salto de calidad, además de recuperar el espíritu de lucha, tras unas cuatro primeras jornadas de total decepción.
Venezuela, con goles de Otero y Villanueva, manejó una escenario que no había tenido en los anteriores encuentros, estar en ventaja de 2-0, pero un error del portero Alain Baroja abrió las puertas para el descuento peruano y después, en el tiempo agregado, una cadena de pifias desembocó en el tanto del amargo empate, que le sacó del bolsillo una victoria que ya parecía segura.
El nivel de confianza, desde luego ha crecido, y la Vinotinto tratará de aprovechar el envión que trae, el mensaje del “sí se puede” que le dejó la presentación frente ante Perú, para someter a Chile y volver a la vida.
La tarea, desde luego, es difícil. Chile, que se ajusta a nuevas ideas tras la marcha del técnico argentino Jorge Sampaoli y la llegada de su compatriota Juan Antonio Pizzi, amalgama un caudal de talento en sus filas, pero atraviesa por un momento de vacilación, debido a las pocas “horas de vuelo” del nuevo proceso y la ausencia de jugadores importantes. La Roja, ganadora de la Copa América el año pasado, viene a la llamada ciudad marquesa sin, por ejemplo, el portero Claudio Bravo o los mediocampistas Matías Fernández y Marcelo Díaz, quienes estuvieron en la derrota de hace días frente a la albiceleste, pero conserva al atacante Alexis Sánchez y al letal mediocampista Arturo Vidal, una dupla que suele jugar al máximo nivel europeo y en un abrir y cerrar de ojos puede resolver cualquier encuentro.
La defensa criolla debe estar, entonces, ojo avizor con Sánchez y Vidal, evitar los desatinos que días atrás le costaron la victoria frente a Perú, a la espera de que en ataque las cosas funcionen, porque Otero, como guía en el mediocampo, demostró sus capacidades, poderío que se incrementa con la incorporación de Luis Manuel Seijas, quien vuelve a la acción, junto con Roberto Rosales y José Manuel Velásquez, después de cumplir un compromiso de sanción. No estará el suspendido Salomón Rondón, pero salta a la palestra el nombre del joven Adalberto Peñaranda, cuyas virtudes ya ha desparramado por los rectángulos españoles con el Granada.
Parece tener todo a favor la Vinotinto. Pero necesita que desaparezcan de una vez por todas esos errores o desconcentraciones que tanto daño le han hecho. Un desempeño impecable en retaguardia le ayudará a sumar ese triunfo que busca con urgencia.