El 28 de marzo de 1750, nació en Caracas, Francisco de Miranda, mejor conocido como “el precursor de la emancipación americana” o “el Primer venezolano universal”.
Prócer de la patria que participó en diversas guerras, fue pieza fundamental en las independencias de Venezuela, Estados Unidos y en solventar los conflictos que generaron la Revolución Francesa, tras ésta última, fue nombrado como el “Héroe de la Revolución”.
Su participación por la libertad de tantos países hispanoamericano, lo llevó a ser referencia entre los líderes libertadores, como O’Higgins en Chile, o Bolívar en Venezuela.
Fue presidente de Venezuela desde el 25 de abril de 1812, hasta el 26 de junio de 1813, siendo sucedido por Simón Bolívar, quien junto con un grupo de oficiales, mandaron a prisión a Miranda, por haber firmado la rendición de su ejército por considerarse una traición, tras no resistir ataques como la rebelión de los esclavos o de los españoles.
Fue el coronel José Mires, quien lo apresó y lo llevó al fuerte San Carlos, donde luego sería trasladado a varias cárceles, no sólo en el país, sino también en el exterior.
Luego de pasar por Puerto Rico, como privado de libertad, fue reubicado en España, precisamente en el calabozo del penal de las cuatro torres del arsenal de la Carraca, en San Fernando de Cádiz. Mismo lugar en el que el artista Arturo Michelena, realizó el retrato con el que todas las generaciones conocieron al prócer.
Al planear su fuga de la prisión, Miranda sufrió un ACV y muere el 14 de julio 1816. Sus restos fueron enterrados en una fosa del Arsenal de la Carraca, por lo que fue imposible reconocer sus restos y en su honor el entonces presidente de Venezuela, el general Joaquín Crespo, le dedicó un cenotafio en el Panteón Nacional.
Las puertas y la tumba del cenotafio están ligeramente abiertas, en representación de la esperanza del país en hallar algún día los restos del prócer de la patria.