Para Erick Granado el karate es vida, y lo demuestra, a través de la disciplina y el trabajo entregado sobre el tatami. La dedicación lo ha llevado a representar al estado, la región y el país en encuentros internacionales, y su espíritu marcial, le ha permitido crecer como persona. Él puede dar fe del brillo que existe en la vida de un atleta, que con humildad y trabajo mantenido, recompensa el esfuerzo.
¡Conózcalo!
Realiza un estiramiento del cuerpo con mucha concentración; escucha las recomendaciones de su coach, se persigna y con la mirada fija en el competidor, está listo para dar un grito que permite liberar la adrenalina e iniciar el combate luego de las palabras del árbitro. Éste, es uno de los momentos más emocionantes para Erick Manuel Granado Medina, un guaro de 17 años, dedicado a la práctica de esta disciplina.
Con cinturón negro luego de siete años practicando, confiesa que la clave de un buen deportista está en la constancia. “A veces uno debe sacrificar vacaciones y momentos familiares por asistir a prácticas y competencias que pueden durar todo el día, pero es muy satisfactorio cuando ganas o por lo menos sabes que hiciste un buen trabajo”, explica el joven con entusiasmo, confesando entre risas que al iniciarse en esta práctica no era muy bueno, sin embargo, con el pasar de los años y la entrega permanente que decidió un buen día implementar, los cambios se han hecho notar.
Actualmente y como integrante de la selección del estado Lara, ha participado en varios encuentros fuera de Venezuela, trayendo de vuelta medallas de bronce, plata y oro, obteniendo la última recientemente en los Juegos Centroamericanos del Caribe efectuados a finales del 2015 en México.
En nuestra nación, la Copa Simón Bolívar siempre ha sido uno de los eventos más esperados anualmente por Erick, partiendo del grado de importancia que tiene para todos los atletas de este arte marcial.
Precavido y con estrategia en mente
Por otro lado, se define como un karateca centrado que busca estar en muy buenas condiciones días previos a la competencia, evitando percances que puedan poner en riesgo su participación en el torneo, o bajar el rendimiento al momento de enfrentarse a sus contrincantes.
Actualmente, Granado entrena en el Dojo Hagakure al oeste de Barquisimeto, y sus instructores, Conrrado Corindia y Joel Almao, se muestran muy contentos y satisfechos con el trabajo de este prodigio. La familia por su parte, también está orgullosa por los logros alcanzados. “Siempre me dicen que es bueno practicar deporte para alejarme de cualquier vicio y mucho más, si es karate”, agrega el joven, pues es una actividad que ha sido ejecutada por muchos integrantes de su núcleo.
Un aspecto que considera importante este futuro estudiante universitario, es la humildad y el estar dispuesto a recibir la contribución o el aporte de cualquier persona; por ello, está presto a aceptar las críticas constructivas de otros compañeros, incluso menores al rango de él.
Su fuerte o mayor destreza a nivel competitivo es el lanzamiento de kizamis tsukis o golpes con la mano de adelante, además de algunas patadas utilizadas apropiadamente; todo ello de manera serena y tomando en cuenta la estrategia formulada previamente con el coach para alcanzar la efectividad y obtener puntuación.
Su rutina diaria se encuentra conformada por prácticas donde combina cargas físicas y técnicas, aunadas a trabajos especiales que consideren los senseis. Como metas, pretende continuar dando lo mejor en cada competencia para resultar siempre ganador y “no bajarse del podium”, consciente del talento y la competencia que existe en el país, impulso que lo invita constantemente a trabajar y pensar como campeón.
“Soy muy exigente conmigo mismo. Si gano la pelea pero siento que no lo hice como debía, el trabajo no fue del todo bien” Erick Granado
“Su categoría es bastante fuerte a nivel nacional e internacional, y él ha sabido hacer un buen trabajo. Además, es uno de los atletas más disciplinados que tenemos y eso es fundamental en un karateca” Sensei Joel Almao