El drama vivido en las calzadas de Jerusalén está más allá de la comprensión dogmática de los cristianos ocasionales.
Jesús fue humano como cualquiera de nosotros, pero con la conciencia totalmente despierta.
Nosotros tenemos apenas un tres por ciento de conciencia, Él podía comunicarse con su padre interno.
Nosotros estamos llenos de yoes o defectos psicológicos y tenemos las facultades parasensoriales lamentablemente dormidas. El se divinizo al levantar las columnas de su propio templo interior y recorrer las tres montañas: la de la iniciación, la montaña de la resurrección y por último la de la ascensión.
Esa hazaña la logran solo los valientes, los superhombres, los que no se dejan atrapar por el ego animal y se lanzan a la conquista del ser.
El sabía que debía cumplir una misión, debía presentar un drama que ya lo habían vivido grandes iniciados del pasado en la intimidad, pero su misión consistía en presentarla públicamente para que se cumpliera lo que se tenía que cumplir, lo que su padre le había impuesto.
Todos nosotros venimos a cumplir una misión, pero el abominable ego con todas sus ramificaciones nos lo impide. El debió escoger doce actores (no es casualidad ese numero) y cada actor debía tener las características adecuadas para el papel que le correspondiera.
Judas quería el papel de Pedro, el que está a las puertas del cielo, pero el divino maestro sabía que el discípulo más inteligente, el más despierto debía estar a las puertas del infierno para que rescatar almas arrepentidas.
Conocemos el caso de una mujer que tras un accidente fue declarada muerta, y Luego del proceso fue llevada a un lago de fuego donde habían muchas almas en pena y en la orilla estaba un gigante que ella identificó como Judas; después de arrepentirse de sus errores, ese Judas gigante le dio la mano, la rescató y la impulsó hacia el cielo. Allá unos seres divinos le informaron que tendría una oportunidad pero debía consagrarse a llevar un mensaje de redención a la humanidad. En ese momento oyó decir a uno de los médicos: ¡Esta viva!
Esa mujer anda por ahí predicando el evangelio, el evangelio de Judas.
Ha llegado el momento de reivindicar al discípulo que cumplió su trabajo a cabalidad en favor de la gran causa. Cada apóstol representa una parte autoconsciente de nuestro propio ser, Judas representa el despertar y la inteligencia. Eso lo sabían muy bien los iscariotes, una orden cristiana que estudiaba al Judas interior para estar despiertos y no caer en las tentaciones del ego. La orden fue quemada en la hoguera de la inquisición. Ese apóstol bendito cumplió su misión… pero cómo le dolió.
Agradecemos altamente a Natgeo la iniciativa de empezar a develar grandes verdades para bien del verdadero cristianismo primitivo. Quiera Dios que la cúpula de la iglesia empiece a despertar y a reempezar.
Irineo le hizo mucho daño a la cristiandad con su odio a los gnósticos, que sí practicaban un cristianismo de altura como san Valentín, pero sus enseñanzas estaban por encima de la capacidad de la elite dominante. Lo único que sabe la humanidad de los gnósticos fue lo que escribieron sus detractores Irineo y Tertuliano.
Sólo cuando Roma elimine el celibato y vuelva a la iglesia de Pedro que era casado podremos regresar victoriosos al cristianismo gnóstico de otrora.
A Judas por su silencio, le otorgamos el báculo de los patriarcas.