El choque estaba avisado al tratarse de los ocupantes de las dos últimas plazas de las eliminatorias suramericanas: Perú y Venezuela. Por lo tanto, se acudía al mismo con hambre y nervios, porque una derrota para cualquiera de los bandos lo apartaría casi en definitiva de la lucha por las plazas a Rusia 2018.
Los vinotinto, en los minutos iniciales exponenciaron al máximo sus debilidades en defensa, factor desaprovechado por los peruanos, quienes marraron varias oportunidades. En definitiva, confesión pública, por sus defectos, estaban en escena los ocupantes de las dos últimas plazas.
Hechos los ajustes necesarios como el ayudar a Mikel Villanueva a enmendar los gruesos errores que permitieron varias avanzadas peruanas por el carril izquierdo venezolano con Luis Advíncula batuta en mano y el acoplamiento de la pareja Rincón-Figuera por el centro, Venezuela, sobre la fracción 27 tomó franjas incaicas y por allí comenzó a hilar, por ráfagas, fútbol e ilusiones.
Josef Martínez, Rómulo Otero, Juan Pablo Añor y Salomón Rondón, arriba, merodeaban los predios peruanos, hasta que en la fracción 32 viene la falta clara en el área y el cobro de la pena máxima de Rómulo Otero que hizo deslucir al golero Pedro Gallese, quien se batió en solitario hacia la derecha cuando el balón transitaba casi mansamente por la derecha.
El gol alimentó esperanzas y reagrupó ambiciones en las filas vinotinto, oxigenadas por el descanso y la conquista.
En la segunda parte, el orden no se perdió y el control del partido tampoco. Perú era lo contrario y dejaba fisuras en sus líneas hasta que Mikel Villanueva, venido desde atrás en un cobro desde la esquina, en gran salto, con certero bombazo la encajó en la valla peruana y la ilusión crecía.
Pero tres minutos más tarde, Ricardo Gareca, técnico peruano que había perdido en lo táctico ante Noel Sanvicente, avisoró un doble cambio y dio de baja al pendenciero Claudio Pizarro y al fatigado Jefferson Farfán. Raúl Ruidíaz y Edison Flores, respectivamente, se amoldaron rápidamente a lo requerido y Venezuela cedió terreno, cayó en inseguridad y fue hasta el terreno de las angustias. Vino así el descuento de Paolo Guerrero y en tiempo agregado el gol del empate, paridad justa quizás, por sus fallas, para los ocupantes de las dos últimas plazas, pero de nuevo el desconsuelo de siempre en las filas criollas, cuando se está a muy poco de encarar otro partido.
