El papa Francisco se dirigía el jueves a un centro de refugiados para lavar y besar los pies de migrantes musulmanes, ortodoxos, hindúes y católicos, en un gesto de bienvenida mientras ha aumentado el estado de ánimo antimusulmán y antinmigrante tras los ataques de Bruselas y París.
Francisco realizó la tradicional ceremonia de lavatorio de pies del Jueves Santo en un albergue de refugiados en Castelnuovo di Porto, en las afueras de Roma, con lo que dio inicio al periodo más solemne de la Iglesia católica durante la Pascua.
El Vaticano afirmó que las 12 personas seleccionadas para el ritual incluyen a 11 migrantes y un italiano que trabaja en el centro: entre los 11 hay cuatro hombres católicos de Nigeria, tres hombres musulmanes de Mali, Siria y Pakistán, tres mujeres cristianas cópticas de Eritrea y un hombre hindú de India.
Hasta el papado de Francisco, que cambió las reglas, la ceremonia sólo incluía a hombres católicos.