Las ciudades de Venezuela lucen sombrías, eso las hace más inseguras para el ciudadano en general porque los delincuentes se aprovechan de la oscuridad para cometer atracos y robos que en muchas ocasiones terminan en asesinatos. Y es que la política de racionamiento desde el Gobierno ha afectado a todos los venezolanos por igual.
El sector comercio y serviciosm como toda la economía en general padece del mismo oscurantismo actualmente: centros comerciales a media luz y decenas de ciudadanos a las puertas de estos, para hacer diligencia porque la mayoría debió adaptarse a los horarios de oficinas para “racionar la electricidad”. A eso se le suma decenas de industrias trabajando a media máquina debido al mismo racionamiento.
Pero lo peor para los economistas es la reducción de la jornada laboral en la administración pública y el asueto de Semana Santa al sector público y privado porque eso paralizará al país generando mayor escasez e inflación, lo que creará una mayor contracción en la economía.
Joe Carrillo, integrante de la Comisión Nacional Eléctrica, sostiene que la solución no es racionar el suministro porque el país requiere reactivar su producción. Cree que la inversión sistemática en el sistema termoeléctrico como lo recomendó el Colegio de Ingenieros de Venezuela desde 2001, habría evitado el escenario actual, porque el déficit de megavatios en el proceso de generación hidroeléctrica (debido a la sequía) pudiera cubrirse con la generación térmica.
Carrillo explica que una planta termoeléctrica es aquella que a partir de un combustible fósil puede generar electricidad, es decir que trabajan con gas, carbón o gas. Aclara que las hidroeléctricas por el contrario generan electricidad a partir del agua. “El salto del agua al caer en el aspa de la turbina activa un generador que produce la electricidad”.
La generación eléctrica en Venezuela está compartida o interconectada entre el sistema hidroeléctrico y termoeléctrico. Carrillo recuerda que las principales plantas termoeléctricas en el país son Planta Centro (Carabobo) con una capacidad 2 mil megavatio, Planta Tacoa 1600mv (Región Capital) y las plantas del Zulia con capacidad de 1.600mv, desde la 1 hasta la 5. Además de Ramón Laguna de Maracaibo con capacidad de 620mv, pero el problema para el experto es que estas plantas solo están generando al 10% de sus capacidades.
Explica que en Los Andes están las hidroeléctricas de los ríos Uribante y Caparo para Táchira, Mérida y Barinas, y existen también plantas más pequeñas en Lara, Falcón y otros estados, todas conectadas al sistema.
Al borde del colapso
Recuerda que la cuota del Guri que hasta el lunes 15 de marzo se ubicaba en 247.52 metros sobre el nivel del mar (msnm) se acerca sin pausa a la zona de colapso estimada en 244. Detalla que el promedio diario de disminución de 15 centímetros hace prever que a mediados del mes de abril habría una situación de colapso en el suministro.
“Esto se podría haber evitado, si las plantas termoeléctricas estuviesen en condiciones de trabajar al máximo de sus capacidades, pero no es así, Planta Centro que es la más grande de Latinoamérica solo trabaja con 200 megavatios, (10% de la capacidad) Tacoa genera 8%, las Termozulia 20% y Ramón Laguna 20%”.
“Estamos en unos niveles de producción muy críticos que ponen al sistema eléctrico en condiciones muy vulnerables”.
Piensa que esa realidad ha obligado al Gobierno a admitir que la situación es grave y a tomar decisiones como la reducción de la jornada laboral en el sector público y luego un asueto durante la Semana Santa.
“Son unas medidas desesperadas, al ministro Luis Motta Domínguez se le ha pedido que diga qué es lo que se va a hacer si el Guri llega a 244msnm y haya que apagar las turbinas. Eso no lo han dicho hasta ahora, pero resulta que van a dar días libres en la administración pública para tratar de disminuir el consumo de la energía eléctrica y evitar el colapso, es decir la salida para ellos es paralizar el país”.
Lo cierto para Carrillo es que al llegar a 244 msnm forzosamente tendrán que apagar las turbinas de la casa de máquina II del Guri. “Estas generan alrededor de 7 mil mv, teóricamente porque en la práctica solo están produciendo 4.500mv. Si se apagan esas máquinas sufrirán las asociadas en las otras represas porque van a tener menos disponibilidad de agua y el déficit superaría los 5 mil mv, que es el consumo eléctrico equivalente a dos ciudades como Caracas”.
Expresa que ese déficit de 5 mil mv se traduciría en mayores racionamientos en todas las ciudades del país. “Las máquinas se pueden ir apagando una a una. En la primera etapa de El Guri son 10 turbinas y 10 en las segunda. La capacidad de generación total es de 10 mil mv. La primera etapa, tiene una capacidad de 3 mil mv, y la segunda 7mil”, acota.
Está convencido de que quienes están manejando el Guri no pueden permitir que entre un volumen de agua que contengan piedras y barro, porque se forman unos vórtices o remolino que al golpear el aspa de las turbinas pueden ocasionarles daños que serían muy graves para el sistema. “Sacaría de servicio la unidad por un tiempo importante, esto tiene que evitarse, por eso no se puede llegar hasta la cota mínima de 240msnm. Si llegara a 244, tienen que empezar a tomar medidas hasta apagarlas”.
Las termoeléctricas
“La disminución del agua podría ser controlada si hay un respaldo de electricidad de origen térmico que es lo que no tenemos ahora. Si los tuviéramos no habría problema porque ante un déficit de 5 mil mv hidroeléctricos otros 5 mil termoeléctricos podrían surgir de las plantas”.
Sostiene que el parque termoeléctrico está en pésimas condiciones y nada tiene que ver con el fenómeno de El Niño.
“De este fenómeno se tiene predicciones desde el año 50 y cada cierto número de años se presenta, como ocurrió en 2014. Para este año se sabía que iba a ser bastante intenso y que la sequía va a durar hasta finales de mayo”.
Sobre las termoeléctricas expresa que no sabe en qué estado se encuentra ni los proyectos de distribución del gas que debería haber para cada una de ellas. “No sabemos cuál es la situación real. Muchas plantas de la misma zona no pueden trabajar porque no alcanza el gas, como pasa en las plantas del estado Zulia, donde si hay gas para Termozulia 3, no alcanza para Termozulia 5, eso se debe revisar”.
Refiere que han tenido conocimiento de que muchas termoeléctricas están trabajando con diesel importado y cree que es justo conocer cómo se encuentra la producción del gas y su distribución porque no llegan hasta las plantas termoeléctricas. “Teniendo Venezuela tanto recursos gasíferos, cómo es posible que no llegue vía ducto con la suficiente fuerza a las plantas, como por ejemplo Cabudare, y Barquisimeto en la Zona III. Lo mismo ocurre en Carabobo con Planta Centro y Planta Carabobo, donde si hay gas para una, no hay para la otra. El diesel es difícil encontrarlo, es caro porque es importado y trae una cantidad de sucio por eso debe someterse a un complejo proceso de mantenimiento llamado flushing. Ese proceso dura entre cinco días y tres semanas dependiendo del grado de suciedad. El gas no requiere mantenimiento y las máquinas tienen un desempeño más eficiente, además no se importa”.
Para Carrillo lo ideal es que el 70% del consumo eléctrico lo suministraran las plantas térmicas, que representaría 12 mil megavatios. “Eso es totalmente viable porque la capacidad instalada de las termoeléctricas es de 24 mil mv, pero por la falta de inversión solo se generan 7mil mv.
Carrillo considera que una de las causas claves de la crisis actual es que la ingeniería venezolana fue reemplazada por la de otros países, que no tienen acreditación ni experiencia. “Se les ha dado responsabilidades a cubanos, argentinos, chinos, checos, rusos, iraníes y esto ha ido en detrimento del sistema eléctrico”.
Para el experto, no es posible solucionar el problema a corto plazo. Señala que la información se ha manejado con mucho secretismo dede el Gobierno y aunque se desconoce el estado actual de muchos aspectos como la distribución del gas para las termoeléctricas, lo que cree seguro es que la solución llegará en el mejor de los casos a mediano plazo. “Activar las termoeléctricas yo diría que lleva meses, porque no es fácil recuperarlas, lo más importante es ganar la confianza de los proveedores de tecnología que sustentan la construcción y la puesta en servicio de estas grandes máquinas que son tecnología de primera y que requieren de mucha seriedad en la cancelación. Veo difícil que con el control cambiario actual haya proveedores que en corto tiempo vayan a considerar a Venezuela como un pagador seguro y vayan a suministrar repuesto e información para resolver un problema puntual”.
Recuerda que el Colegio de Ingenieros de Venezuela ha hecho recomendaciones y advertencias, pero nunca las escucharon. “No, han tomado en cuenta a la Comisión Eléctrica Nacional, estamos a la orden para colaborar con el sistema pero jamás nos han considerado”.
Esperando un milagro
Ante el colapso del servicio durante el mes de abril Carillo, asegura que técnicamente no hay mucho que hacer y solo queda cruzar los dedos y ligar a que llueva. Esperamos que Dios nos salve, que llueva en el Alto Coroní en los próximos días, pero no podemos seguir esperando por un milagro de Dios. Esto ya pasó en el 2010 y no se hicieron las inversiones debida, hoy se repite una situación. Han pasado 6 años y no se han incorporado plenamente los conceptos de mantenimiento, planificación, meritocracia y descentralización que tanto se le ha recomendado al gobierno y que es el deber ser en la gerencia de una empresa de servicio tan técnica y estratégica como ésta”.
“La situación está fuera de las manos del hombre y a la espera de un milagro de Dios. Aquí no gana nadie, un colapso eléctrico es perder, perder porque afectaría los hospitales, clínicas, industria, semáforos; sería un desastre. Todos perdemos”.
Se pregunta qué se hizo con los 100 mil millones de dólares que se le han asignado al sector eléctrico durante los últimos 17 años, porque las inversiones no se ven. “Entre 1.949 y 1.998, se gastaron 49 mil millones de dólares pero en ese lapso prácticamente se construyó todo lo que tenemos hoy”.
Cuenta que para aquel entonces no existía el Guri, había todo un sistema de frecuencia en el país. Una frecuencia trabajaba con 50 ciclos por segundo y otra con 60. Luego se hizo un gran proyecto nacional donde se unificaron las dos frecuencias en 60 ciclos por segundos. “Ese proyecto se hizo con los pocos recursos que había, pero se hizo. Además se construyeron miles de kilómetros de líneas. Fuimos el primer país de Latinoamérica en construir un sistema de voltaje como era 775 mil, 400 mil y 230 mil voltios para las líneas de transmisión de larga distancia y 115 mil para las líneas de distancia intermedia, se hizo bastante”.
Pero aclara que en esa época también hubo inversiones en el centro y occidente del país porque se construyeron las represas Uribante-Caparo y en materia termoeléctrica Planta Centro, Tacoa (privado) y Ramón Laguna; además de las cinco termozulia. “Nunca se hablaba de electricidad porque el servicio era de primera, eso no era noticia, hoy lamentablemente sí, porque el sistema está colapsado y amenazado por un fenómeno climatológico, porque no se hicieron las inversiones en los últimos años”.