Este sábado, mientras unos pocos salían de viaje o se preparaban para hacerlo, otros, en mayor cantidad, pagaban sus penitencias haciendo colas durante horas con la esperanza de conseguir leche, café, harina precocida, azúcar, margarina, papel toalet, toallas sanitarias y otros de los productos desaparecidos desde hace algún tiempo.
“Viene la Semana Santa y tenemos que estar preparados, por si acaso se agrava la escasez, y uno tiene que tener en su casa algo que comer”, manifestó una señora mientras esperaba su turno para ingresar al área de víveres del mercado de Cecosesola en Las Trinitarias.
Muchas de las personas que allí se encontraban informaron haber llegado desde la noche anterior, e igualmente se quejaron de la llegada de busetas y autobuses con gente procedente de otras ciudades como Yaritagua, Acarigua, San Felipe y Carora.
Mientras tanto, mujeres y hombres ingresaban al área de hortalizas para proveerse de tomates, papas, cebollas, pimentones, yuca, lechuga y otros productos de la tierra que en otros lugares tienen precios superiores.
Extrañamente en el centro comercial Las Trinitarias no había cola alguna, después de las del viernes que eran extensas.
La misma situación se presentaba en el Arena Plaza, indicativo de que no había productos más buscados como las harina precodida, el azúcar y la leche en polvo.
Donde sí había aglomeración de personas era en la farmacia y la vecina cooperativa de Cecosesola inmediata a la iglesia Coromoto, avenida Libertador.
“Creo que están vendiendo jabón de baño, pero no creo que todavía haya cuando llegue”, dijo una mujer que permanecía al final de la cola.
En el mercado de Cecosesola de barrio Unión, la aglomeración de jefes de familias era considerable, en busca de “algo que nos haga falta”, como expresó un hombre mientras esperaba el turno para ingresar.
Donde sí se presentaba un lamentable espectáculo era en el cerntro comercial Babilón, sede del oficial abasto Bicentenario.
La fila de mujeres y hombres prácticamente daba la vuelta al centro comercial.
“Yo llegué a las tres de la mañana y estas son horas que no he podido entrar porque los guardias nacionales no respetan a las personas de la tercera edad”, se quejaba un adulto mayor cerca de las 11 de la mañana.
Algunas personas, afortunadas, salían con harina precocida, pañales, toallas sanitarias, jabón en polvo y pasta, aunque después del mediodía persistía la cola.
