En esta oportunidad vamos a referirnos a un tema un tanto controversial, el cual tiene que ver con el papel de nuestra Fuerza Armada en la actualidad política, y si su actuación está apegada a lo establecido en la Carta Magna.
Nuestra Constitución establece que la Fuerza Armada Nacional debe ser: apolítica, obediente y no deliberante, lo cual en el pasado se cumplía en buena medida, pero en estos tiempos el cuerpo castrense ha sufrido una especie de “metamorfosis”, y se ha convertido en el brazo armado del proceso revolucionario.
Todo comenzó cuando se le adiciono a sus siglas iniciales (FAN) la frase “bolivariana” (FANB) y se incorporaron algunos elementos de color “rojo” a su indumentaria; enseguida las guarniciones y cuarteles colocaron en sus instalaciones fotografías del líder supremo y los eslóganes y mensajes identificados con la postura ideológica del régimen.
Otro elemento a considerar tiene que ver con la creación de la Guardia del Pueblo y de las Milicias Bolivarianas, conformadas en su mayoría por militantes del partido de gobierno e integradas al componente armado, violando todo tipo de normativas y adicionando, una contaminación política sumamente dañina.
Por otra parte se ha convertido en un lugar común cómo algunos oficiales de alto rango, ocupando posiciones de Comando en las diferentes fuerzas o como ministros de la Defensa, se desboquen en calificativos lisonjeros o adulantes, al decir por ejemplo: “La Fuerza Armada es revolucionaria, socialista y chavista”, o saludar ante superiores o subalternos de la siguiente manera: “Patria, socialismo o muerte, viviremos y venceremos”, y algunas veces utilizar espacios adyacentes a instalaciones militares para realizar actos políticos.
No obstante, ha sido después de la desaparición física del “comandante supremo”, cuando se ha desatado una especie de torneo entre los tantos “alabarderos” del sector castrense, llegando a extremos nunca antes vistos, al proferir opiniones y conceptos que en nada se corresponden con la conducta apolítica, plural e imparcial que debe caracterizar al componente militar, asumiendo que éste debe estar al servicio del pueblo venezolano y no de una parcialidad política.
Tampoco podemos dejar de mencionar otra desviación en el comportamiento ético del sector militar y es cuando hacen comparsa con el “oficialismo” en esa práctica “mitómana” al pregonar: “Estamos viviendo en estos momentos un nuevo proceso de independencia y libertad soberana de nuestro país”, además de endilgarle al difunto Presidente el inmerecido y falseado título de “segundo Libertador de la Patria”.
Para concluir, en fecha reciente se divulgó a través de los medios de comunicación, que en el seno de la Guardia Nacional Bolivariana se había impuesto, como única condición para aspirar a ascender, una especie de cartilla ideológica donde les exigen: lealtad a la revolución, idolatría al líder eterno y repudiar a la oposición; esta supuesta versión no ha sido hasta ahora confirmada ni negada por las autoridades castrenses. Valor y pa´lante.