La Circunvalación Norte es una de las arterias viales de Barquisimeto con mayor tránsito automotor, especialmente por la gran cantidad de vehículos, muchos de ellos de carga, que la utilizan como paso hacia el centro u occidente del país.
Sin embargo, los usuarios frecuentes se quejan de que la misma no recibe el debido mantenimiento, convirtiéndola en insegura.
Joaquín Sarmiento, uno de ellos, explicó que cruzar de noche la ciudad por la Circunvalación Norte representa todo un riesgo por la oscuridad reinante, a pesar de que, cerca del distribuidor Polígono de Tiro, existe una valla del ministerio de Transporte Terrestre y Obras Públicas según la cual se invirtieron 41.482.296,81 bolívares en la rehabilitación del alumbrado.
Además, dijo, a eso hay que agregar que, salvo los funcionarios de Tránsito Terrestre y en ocasiones de la Guardia Nacional, en el punto de control de El Trompillo, en toda la extensión de la autopista no se ven uniformados.
En varias oportunidades se han dado casos de viajeros a quienes se les ha accidentado el vehículo, por fallas de motor o cauchos, y al detenerse fueron víctimas de delincuentes surgidos de barrios cercanos.
“Aquí, si a uno se le accidenta el carro hay que rezar mucho y pedirle a Dios y a todos los santos que no lo vayan a atracar, o hasta asesinarlo”, expuso el transportista.
A la falta del alumbrado, que le convierte en una cueva de lobos, hay que agregarles los huecos existentes en varios sectores, causantes ya de unos cuantos accidentes.
Explicó que, como por esa vía no se puede ir a baja velocidad por temor a ser atracado, cuando un carro cae en esos huecos, por muy pequeños que sean, su chofer pierde el control y algunos han llegado a volcarse.
Otro problema radica en algunos bloques de los separadores de vía que se encuentran desviados, ocupando parte de un canal, y también provocan accidentes por la sorpresa que causan en conductores.
Además, la Circunvalación Norte carece de retornos, salvo los distribuidores, y se da el caso de que, entre el de El Trompillo y el de Moyetones no existe ninguno, lo que obliga al viajero a recorrer cerca de diez kilómetros cuando tiene que regresar.
“Pero lo más importante es que le pongan el alumbrado y el patrullaje, de la policía o de la Guardia Nacional”, enfatizó Sarmiento.
