El presidente Nicolás Maduro trata de resolver la crisis económica venezolana con un plan productivo que sustituya el histórico modelo petrolero, pero cuyo impacto, según analistas, se quedaría corto frente a la gravedad del problema y las distorsiones que genera el intervencionismo estatal.
Con el impulso de 14 «motores», en alusión a sectores que contribuirían a reactivar el anémico aparato productivo local, Maduro repite a diario que debe ponerse fin a la dependencia del crudo, acentuada durante los 17 años de gobierno socialista.
El gobierno también devaluó el bolívar y modificó la asignación de divisas dentro del control de cambio, lo que asegura permitirá desarrollar capacidades productivas.
Flotación cambiaria
Una de las metas del nuevo sistema de cambio es «lograr una tasa cambiaria de equilibrio que ayude a mejorar los niveles de abastecimiento, y no para que crezca la inflación», dijo el vicepresidente del área económica, Miguel Pérez Abad.
Para el funcionario, ese equilibrio «va a permitir que los precios se ajusten hacia la baja y que el empresario pueda funcionar y tener su rentabilidad», al poder acceder fácilmente a dólares con los cuales adquirir materias primas.
Pero varios analistas discrepan con ese optimismo.
Pedro Palma, director de la consultora Ecoanalítica, estima que el ajuste cambiario, «si bien está en el camino correcto, va a generar un agravamiento de la presión inflacionaria», pues con un dólar menos subsidiado se elevará el costo de los insumos importados.
La directora de la firma Síntesis Financiera, Tamara Herrera, sostiene que al no haber suficientes divisas para alimentar el nuevo sistema, es poco probable que ese mecanismo pueda reducir el precio de la divisa en el mercado negro. Un mecanismo de libre fluctuación «no puede existir porque el Estado es el que tiene el monopolio de las divisas» aseguró Herrera.
Motores fríos
Los «motores» del gobierno representan sectores como el del petróleo, las industrias, la agricultura, minería y el turismo, que deberán suplir la añorada riqueza petrolera de la que disfrutó el chavismo.
El Ejecutivo afirma que se están sentando las bases para una nueva economía. Pero los expertos son escépticos.
Palma señala que «el gobierno está ante una situación desesperada de paralización del aparato productivo, tratando de estimularlo. Pero no creo que esos sean los pasos correctos».
A los empresarios «se les imponen precios, no se les asignan divisas, no se les reconoce la tasa de cambio para importar insumos», anota Palma.
A ello añade que «lo que escuchamos del presidente es que los empresarios son ladrones, que la inflación es inducida. Todos esos mensajes absurdos que estamos oyendo permanentemente en voceros del gobierno van en sentido contrario de estimular la actividad económica».
«Creo que su plan es solamente mediático y, si se quiere, distractivo», asegura por su parte Herrera.