La horrenda masacre de Tumeremo que sorprendió a los venezolanos debe al menos servirnos para despertar como pueblo y terminar de entender el talante criminal de un Estado corrupto y corruptor que acabó con nuestro gentilicio y nos pretende convertir en animales desalmados que se enfrentan unos con otros para sobrevivir en medio del caos y la tragedia. La indolencia se va apoderando de todos nosotros, ese es el plan, ya no impacta ver a madres recién dadas a luz con su niño en los brazos haciendo cola a la intemperie, ya no conmueve saber que abuelas pasen sus últimos años condenadas a una cola en las que se desmayan y son maltratadas, ya nos acostumbramos a la noticia de que un paciente murió por falta de medicina o tratamiento. ¿Nos vamos a acostumbrar también a los desaparecidos, las fosas comunes y las masacres?
Lo primero que tenemos que entender es que esta nos es la primera masacre ocurrida en las zonas mineras del país. En los últimos diez años se han reportado innumerables desaparecidos. La diferencia es que esta vez había una Asamblea Nacional en manos de los partidos demócratas que le dio fuerza a las denuncias siempre valientes y oportunas de los defensores de Guayana como Andrés Velásquez y Américo De Grazia. Esta vez no se pudo salir con la suya el Gobernador Rangel Gómez quién encubrió el hecho negándolo para acusar, no al “Topo”, sino a los denunciantes. Esta vez el silencio cómplice de Miraflores no pudo durar más de dos días. Esta vez los familiares de las víctimas no estaban solos. He aquí la importancia de los resultados de la elección del pasado 6 de diciembre. La creación inmediata de una Comisión Parlamentaria presidida por De Grazia para investigar la masacre con la ayuda de instituciones defensoras de derechos humanos, logró presionar lo suficiente para que el Gobierno admitiera los hechos y comenzara a encontrar los cuerpos. Hay que llegar ahora a las últimas consecuencias, estableciendo responsabilidades y esclareciendo la verdad.
Pero ya el “Defensor del Pueblo” Tarek William Saab anunció una hipótesis sobre el móvil de la masacre, al señalar que se trató de un enfrentamiento por el control territorial de algunas minas, con lo cual admite lo que todo el mundo ya sabe que es que en Venezuela la minería es ejercida por grupos irregulares. Entonces hay sólo dos alternativas, o el Estado es cómplice de esos delitos, o simplemente no ejerce soberanía en esa parte del territorio nacional. Esto es algo que debe ser aclarado por el Ministro de la Defensa Padrino López, quien debería ser interpelado cuanto antes en la Asamblea Nacional. ¿Cómo van a recuperar el Esequibo si ya perdieron también el sur del estado Bolívar? Es un hecho notorio y comprobable que en Tumeremo, así como en todos los pueblos mineros, hay más presencia militar que en cualquier otra parte del país. ¿Entonces? ¿No sabían de la existencia del Topo? ¿No sabían que en esa zona había minería ilegal y se cometían crímenes ambientales? El hecho de que algunos de los criminales sean inmigrantes ilegales agrava aún más la situación y merece mayores explicaciones.
Queda claro que todas las energías del Gobierno y sus piezas como la defensoría del pueblo están dirigidas a lavarle la cara a las Fuerzas Armadas para exculparlas de toda responsabilidad. Su trabajo será dar con una hipótesis que niegue la complicidad verde en todos delitos que se cometen en torno a la minería ilegal, como sucede con el tráfico de armas en los penales, el contrabando de extracción y hasta el tráfico de drogas. Estamos hablando del corazón de la crisis y del verdadero problema en Venezuela. La Masacre de Tumeremo puso al desnudo al régimen, y es que el poder no está en Miraflores sino en Fuerte Tiuna. Confiamos en la Comisión” De Grazia” de la Asamblea Nacional.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
@chatoguedez