Angustias que matan es el título de un libro que leí hace años, escrito por un Rosa Cruz, que dejó muy claro que las personas que viven angustiadas no viven, sino que su corta vida es un sufrimiento permanente y por tal motivo debemos hacer el mayor esfuerzo por combatir esa atmósfera de angustia que quiere arroparnos y truncarnos nuestro desarrollo intelectual y creativo, pues todos sabemos que en una permanente preocupación las ideas no concuerdan y se debilita la inspiración y el deseo de hacer.
Por ello debemos reforzar la voluntad para no darle cabida en nuestra mente al bombardeo de noticias negativas al que estamos sometidos en este momento en nuestro país; de lo contrario caeremos en la hecatombe en que la crisis nos quiere conducir y nos lleva directo a no poner de nuestra parte y hacer valer nuestros valores y forma de pensar y actuar sin temor, conscientes de que nadie tiene la patente o franquicia de hacer con nuestras vidas y nuestro esfuerzo los que les venga en gana. Hay que ocuparse más y preocuparse menos, actuar con valentía y coraje en defensa de nuestra dignidad.
Nos debemos preguntar o hacernos esta pregunta, sobre todo la gente de trabajo, padres de familia y abuelas: ¿Dónde esta el pecado tan grave que hemos cometido, si quienes actuamos dignamente, producimos y pagamos impuestos no debemos de estar viviendo bajo esta angustia?, ¿por qué debemos estar ocupando nuestro tiempo en carencias, en busca de alimentos de la dieta diaria si a este país todo le sobraba?, ¿por qué hay que hacer en nuestro país un viacrucis para el más mínimo requerimiento básico de nuestras necesidades?
Esperamos que algún día quienes toman las decisiones no sea demasiado tarde, porque no hay peor castigo que darse cuenta de que están boicoteando con sus actos lo que en realidad quieren ser.
Dice Fernando Savater: “Lo único en que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de acuerdo”. Ojala lo que dice Savater suceda en nuestro país por la unión y la paz que tanto deseamos para nuestros hijos, nietos, jóvenes, todos los que no tienen culpa de que el país esté en esta angustia permanente. Seguimos sin entender que quienes toman las decisiones aún no corrigen ni buscan una alianza donde todo sea para el bienestar de la patria. Debemos tener mucho cuidado con las siguientes vibraciones negativas como: la ambición excesiva, intolerancia, abuso de poder, extravagancia, tristemente ese es el menú del día.
Como no es mi estilo de estar narrando pesares me atrevo a ofrecer disculpas por estas angustias; pienso que ya paso lo peor. Algo me dice que lo que viene es viento a favor, sobre todo para la gente de trabajo. El que ha trabajado se merece respeto, una vida digna donde no tenga que invertir su tiempo oyendo pura malas noticias y ver a sus hijos en un futuro incierto. Pido en nombre de Dios que unamos esfuerzos sin excepción y halemos la carreta en el mismo sentido y estemos seguro que vamos en la autopista correcta sin olvidar que en la tierra pueden haber héroes, pero jamás olvidar que en la tierra no hay Dioses.
Unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
@JGMendozabarqto