Ceferina Ramona Arriechi de 80 años de edad sufría de alzheimer desde hace muchos años, condición médica que hacía que se extraviara con frecuencia y sus familiares salieran a buscarla.
La última vez que la vieron fue el 31 de enero cuando se quedó en su vivienda ubicada en el sector 3 calle 13, manzana Z de Los Pocitos, al oeste de la ciudad. Primero comenzaron a buscarla por la comunidad que ya la conocían porque tenía muchos años viviendo en la zona y siempre los habitantes al darse cuenta que estaba perdida la orientaban hasta la casa. Pero como no aparecía decidieron movilizarse hasta los hospitales y ancianatos, recordando que hace dos años también se perdió y para esa fecha la encontraron en el asilo San Vicente de Paúl, cerca del parque Zoológico Bararida.
Después de varias semanas, su esposo e hija acudieron a medios de comunicación con la intención de que si alguna persona la encontraba en las calles, se comunicaran con ellos. Las semanas pasaron y no recibieron ningún tipo de información.
Fue esta semana, que una yerna de religión evangélica había estado en oración para que apareciera, recomendó buscarla por el cerro; muy cerca de la vivienda de Ceferina.
El recorrido fue largo, hasta que consiguieron unos restos que parecían huesos humanos a altura de Piedra azul, una zona del cerro. Después de observarlos bien confirmaron que era una osamenta y por la tela que la rodeaba dedujeron que se trataba de la señora Ceferina, por ser igual a la bata que cargaba cuando desapareció.
Prefirieron llamar al Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), quienes llegaron al sector en horas de la mañana y fueron acompañados por familiares y vecinos, quienes los guiaron a pie hasta el lugar donde estaba la osamenta.
“Ella últimamente estaba diciendo que quería ir al cielo”, dijo uno de los familiares mientras esperaba a pie del cerro que los funcionarios hicieran el levantamiento de los restos, quienes regresaron con todos los huesos cargados en una sabana enrollada.
Se desconoce si se produjo por un infarto, por una caída o por deshidratación. Ceferina vivía con su esposo desde hace 31 años, con quien tuvo una hija y criaron a los dos nietos.