Cerrado el calendario de la ronda de grupos, Venezuela, gran favorita para quedarse nuevamente con el título que conquistara el 2013 en territorio paraguayo, solidificó con sus actuaciones ese criterio y ahora, en el cuadrangular final a darse desde el venidero lunes, buscará “barrer” a sus rivales para conseguir, además, el cupo hacia el Mundial de la categoría a darse en Jordania en septiembre de este año.
La actuación de las criollas fue sólida en todas sus líneas al presentar el arco menos batido con apenas un gol encajado, acción y honor que le correspondiera a la paraguaya Fabiola Sandoval el pasado miércoles, mientras que sus artilleras, especialmente Deyna Castellanos y Daniuska Rodríguez han sido implacables, como lo demuestra la tabla de goleadoras en las que aparecen segunda y tercera, respectivamente. La guaraní Jéssica Martínez aparece al frente de las artillerías con ocho dianas a su favor.
En los días previos a la cita continental, Kenneth Zseremeta, técnico del seleccionado vinotinto, curtido en este tipo de competencias, dejó entrever lo que se avecinaba. No lo dijo directamente, pero el paso en la ronda de grupos ha sido demoledor, implacable con el rival, virtud consolidada hasta los momentos.
Después, cumplidos los noventa minutos reglamentarios ante Paraguay, resultados en mano, el oriundo de Panamá fue categórico: “Esta es una generación de oro que no se puede dejar perder. Estas atletas van a estar diez años dando de qué hablar”.
El panameño, a quienes muchos llaman, afianzados en la saga de buenos resultados, el “arquitecto” del fútbol femenino en Venezuela, para esta oportunidad, ovillo en mano, empezó a desatar los hilos con mano diestra y claridad en sus ideas. Así, amalgamó la veteranía de Daniuska Rodríguez, Nayluisa Cáceres, Verónica Herrera, Sandra Luzardo y la gran capitana del equipo, virtudes a granel, Deyna Castellanos, sobrevivientes de la zafra del 2013, con las más noveles, para concretar el elenco más parejo de todos los participantes, dechado de virtudes que debe refrendar con la obtención de una de las tres plazas en disputa para Jordania, además, tosudez de por medio, el título continental.
Zseremeta y sus conducidas, ahora consentidas por sus seguidores, no quieren dejar resquicios por donde se puedan filtrar sus antagonistas, que en contiendas de este tipo, sudamericanas, son cíclicas, porque Colombia, primer rival de la fase final, al igual que hace tres años en Paraguay, vuelve a ser el gran obstáculo. Arrancarle el lunes los tres primeros puntos a las neogranadinas pudiera ser la catapulta que las lance en definitiva al gran objetivo, afianzadas además por el calor de una tribuna encendida en respaldo y lacerante sin contemplaciones con el rival.
Las pupilas de Carlos Quintero (Colombia), afanadas por un resultado exitoso frente a Brasil mostraron falencias importantes en sus líneas y un nerviosismo excesivo, especialmente la defensiva, con el agravante que su defensora principal, la central Camila Agudelo, no podrá estar debido a su expulsión en el choque ante las amazónicas. Luego vendrá Paraguay, a la que ya se derrotó en la fase de grupos y finalmente Brasil, el domingo 20, en lo que pudiera antojarse desde ya como la gran final.
En definitiva, toda pareciera estar a la mano.