No importa el nombre que se le quiera dar, al final el “paquete económico” llegó.
Y a pesar que en cierta forma sigue cierta “receta” económica, hay algunos elementos que se deben resaltar, y sobre todo las razones por las cuales pudiera ser insuficiente.
Lo primero es que se trata de un conjunto de medidas cuyo objetivo principal es eliminar el déficit fiscal, es decir, tratar de aumentar los ingresos para un Gobierno que en esencia se acostumbró al gasto desmedido.
Esto será insuficiente por una razón: no se puede sostener un equilibrio fiscal sano si no se corrige también el lado del gasto, es decir que el Gobierno debería reducir su tamaño y ser más eficiente, algo que no se vislumbra en el contexto actual.
Un segundo elemento de medidas económicas de esta naturaleza es que deben venir acompañadas de inyección de divisas para motorizar la economía. Esas fuentes normalmente son préstamos internacionales o atracción de inversiones; en ambos casos hace falta algo de lo que carece el Gobierno actual: confianza.
Conscientes de esto pareciera que hay intención de recurrir a “capitales venezolanos en el exterior”, lo que no queda claro si se refiere a venta de activos o que los miles de millones de dólares que han salido de manera dudosa vayan a regresar (si es esto segundo, ya unos cuantos afectos, y no tan afectos al Gobierno deben estar nerviosos).
Un tercer elemento de las medidas anunciadas, que también es parte de toda política de esta naturaleza, es cómo compensar a la población más vulnerable. La particularidad con el caso venezolano es que al menos 70% de la población se encuentra en situación de vulnerabilidad.
Ahí podrán pasar dos cosas: la primera es tratar de compensar esta gran masa de la población, y por ello el ajuste salarial. Lo segundo es enfocarse en los seguidores políticos y generar mayor dependencia, de ahí la concentración de la red de distribución de alimentos.
Lo que ocurrirá es que quienes estén dispuestos a someterse a los vejámenes del sistema público podrán acceder a algunos productos; el resto los tendrá que conseguir como pueda. En todo caso, esta parte de las medidas tiene un efecto inflacionario importante, además de aumentar la capacidad de recaudación del Gobierno.
El último elemento: la moneda, la cual se está devaluando por razones fiscales, lo que ya en el año 2000 un profesor nos advertía que era una fórmula segura para la hiperinflación. Así pues, en una economía ya inflacionaria se está agregando otro elemento que la empuja hacia arriba. Esto sin duda había que hacerlo, lamentablemente no se hizo cuando había cierto margen de maniobra con precios del petróleo más altos.
Al final, como toda medida tardía el shock será fuerte. Lamentablemente no están dadas las condiciones para inyectar divisas a la economía, por lo que el impacto será mayor. Ahora solo queda esperar si el Gobierno podrá manejar las consecuencias que se avecinan.
Twitter: @lombardidiego