#EntrevistaImpertinente Jesús A.Jiménez: Estamos en una encrucijada peligrosa

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La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), trazó la “Hoja de Ruta” para el cambio de Gobierno, que consiste en la activación de tres mecanismos constitucionales: el referendo revocatorio, la enmienda constitucional y la solicitud de renuncia del presidente Nicolás Maduro.

En opinión del abogado Jesús Alberto Jiménez Peraza, “sólo el referendo revocatorio, previsto en el artículo 72 de la Constitución Nacional, constituye un mecanismo pacífico y legal para procurar la salida anticipada del Presidente de la República”.

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Jiménez Peraza fue Juez Superior Agrario (1992-2002), Juez Rector Civil (1998-2002). Luego de una intensa carrera judicial, a “Chubeto”, en el lenguaje de sus íntimos, lo han sacado del reposo su angustia por la suerte del país y, últimamente, la definición de una opción legal a prueba de trampas, para una salida a la crisis institucional que paraliza a la nación.

-Conforme al dispositivo, para revocar al Presidente se requiere el transcurso de la mitad del período, que lo solicite el 25% de los electores y la aprobación en referendo nacional.
Recuerda que a raíz del referendo contra el presidente Hugo Chávez, finalmente convocado para julio del 2004, después de muchas incidencias ese mecanismo sufrió complicaciones derivadas de la inexistencia de una Ley de Referendo, como lo ordena la propia Constitución.

La ley, aún en mora, fue sustituida con unas Normas Especiales dictadas por el CNE, y por lo dispuesto en una sentencia de la Sala Constitucional del TSJ, que entorpecieron el proceso.

-Se cambió el sentido referendario que le atribuye originalmente la Constitución a la consulta, convirtiéndola en un plebiscito. Significa que ya no ibas a votar únicamente por la salida del Presidente, dándose la oportunidad de que también votaran quienes deseaban la continuidad del Presidente, y si éstos superaban la votación de quienes propugnaban la salida, el Presidente podía continuar su mandato, como en efecto sucedió con Chávez.

El artículo 298 de la Constitución establece: “La ley que regule los procesos electorales no podrá modificarse en forma alguna en el lapso comprendido entre el día de la elección y los seis meses inmediatamente anteriores a la misma”; pero la Sala Constitucional del TSJ “flexibilizó” ese artículo en agosto de 2004, de manera que el CNE sí puede variar esas condiciones. “Lo puede hacer una vez iniciada la consulta electoral, e incluso cuando se encuentra bien avanzada”. Es lo que se ha dado en llamar las “normas sobrevenidas”, que por lo general sorprenden y desarticulan a la oposición.

-La norma puede ser alterada en cualquier momento y el referendo pasó a ser un plebiscito, contrario a lo que ordena la Constitución. No sólo se debe superar, esta vez, el número de votos obtenidos por el presidente Nicolás Maduro cuando fue electo en el año 2013, sino que la votación para revocarlo debe ser mayor a la que obtengan quienes se opongan a la salida anticipada del Presidente.

La alteración de normas

-¿Usted duda que quienes quieren revocar a Maduro sean mayoría?

-No lo dudo, en absoluto. Hablo de cómo se han alterado las normas y se ha desconocido la propia Constitución. Creo que todas las barreras que sean puestas en el camino podrán ser superadas, vista la grave y explosiva situación social, económica y política por la que atraviesa el país.

-¿Cómo se podría remover los escollos que de seguro antepondrá el oficialismo?

-En 1999, cuando se discutió y aprobó la actual Constitución Nacional, el presidente Chávez tenía una mayoría determinante, holgada, tanto entre los constituyentistas, como en la base popular. Ganó el referendo para formar la Asamblea Constituyente con 88% de los votos y gracias al ardid del “kino”, para la distribución de los escaños, impuso a 95% de los integrantes, pese a que sus candidatos ganaron con 52% de la votación. Eso le permitió la aprobación de una Constitución que era un traje a su medida. De manera que no existen mecanismos fáciles dentro de la Carta Magna, que permitan la remoción de los integrantes fundamentales de los poderes públicos, incluyendo al Presidente.

-¿Maduro podrá culminar su período, entonces?

-Lo que deseo subrayar es que no podemos equivocarnos. No tenemos derecho a defraudar las expectativas que se han generado, en un país harto de conflictos. Un ejemplo de cómo se complicó la convocatoria del referendo bajo el mandato de Chávez, es que no se pudo lograr en 2003, a mitad de su período, sino año y medio después, con todas aquellas artimañas: Lista Tascón, firmas planas, etc.

-Sin embargo, usted sólo cree en la viabilidad del referendo revocatorio.

-El referendo revocatorio, de acuerdo a lo que está previsto en la Constitución, no es tan complicado. El presidente Chávez, con toda su popularidad, no se sometió al referendo revocatorio en 2003, sino que gracias al CNE y a algunas sentencias de la Sala Constitucional, extendió el proceso durante año y medio. En ese lapso se arreglaron las cosas.

-¿Maduro no podría hacer lo mismo?, porque él también cuenta con el CNE y el TSJ.

-Él puede, incluso, convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Así, las opciones de la oposición quedarían en el limbo completo. La Constituyente no tiene una regulación dentro de la Constitución, ni existe una ley que la regule. No está escrito cómo se eligen los constituyentistas, ni cómo funciona la Asamblea Constituyente, que es algo muy serio. Se trata de un pacto social, que no puede ser suscrito en una atmósfera de conflicto social, económico y político como el actual. Fíjate lo que ha pasado con las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional, y el Decreto de Emergencia Económica concebido en Miraflores. Además, no sé si la gente está dispuesta a esperar tanto tiempo.

-¿Por qué descarta los demás mecanismos para salir del actual Gobierno?

-Es que los demás elementos que se dice pueden ocasionar la salida del Presidente, no están diseñados para ese fin específico; por ende, conllevan problemas adicionales y situaciones que pudieran considerarse como ilegales o inconstitucionales. Guardo la esperanza de que la MUD no caiga en la tentación de activarlos.

-¿Por qué lo dice?

-Insisto, de todos los mecanismos asomados por Henry Ramos Allup, y por la MUD, el único posible y directo para la salida anticipada del Presidente es el revocatorio. Tiene problemas, muchos lunares y baches en el camino, pero habrá que enfrentarlos.

-¿Por qué la MUD escoge tres vías?

-Yo creo que eso es muestra de inseguridad. La renuncia del Presidente es un acto volitivo, depende de la voluntad o deseo del Presidente; no requiere de ninguna causa. Eso está descartado… por ahora. Yo pienso que una enmienda a la Constitución para recortar el período presidencial es inconstitucional e ilegal, porque implicaría la aplicación retroactiva de la ley. El Presidente fue electo en 2013, por seis años. Si tú a la mitad del camino cambias ese dispositivo, estás aplicando la ley de manera retroactiva. Los efectos de la primera enmienda de la actual Constitución, en el año 2009, se proyectaron hacia el futuro, es decir, después de vencido el segundo período presidencial de Chávez. En el caso de la enmienda a la Constitución de 1961 para el recorte en dos meses del período de Luis Herrera Campins, que también se toma como ejemplo para sustentar esa tesis, se olvida que el propio Presidente estuvo de acuerdo con ese recorte y así lo anunció en rueda de prensa, en Miraflores.

Referendo y enmienda se contradicen

-Entiendo que la estrategia de la MUD es activar tres mecanismos; si uno falla quedan los otros.

-¡Mucho cuidado! El referendo revocatorio y la enmienda constitucional para el recorte del período presidencial, tienen dos supuestos distintos. Me hace cuesta arriba pensar que el CNE podría admitir a sustanciación ambas propuestas, aun cuando una, que es la enmienda, provenga de la Asamblea Nacional, y la otra, el referendo revocatorio, de un 20% de los electores; por la sencilla razón de que la enmienda supone el cambio de una o más normas de la Constitución, mientras el referendo revocatorio implica que la Constitución continúe exactamente igual, como está. En el referendo revocatorio le preguntas a los electores: ¿Revoca usted el mandato del presidente Nicolás Maduro?, mientras que en la enmienda tendrías que preguntar: ¿Aprueba usted una reforma constitucional para recortar el período presidencial?, a cuatro años, por ejemplo. En una propones cambiar la Constitución y en otra tienes que dejar la Constitución intacta. El revocatorio supone la salida inmediata desde la celebración del referendo si resulta aprobado, mientras la enmienda tendría efecto desde el término que se indique para la reducción del período. Esos dos plazos pudieran no ser coincidentes.

-Haga un ejercicio en el que se imagine el escenario posible.

-Si hacemos una elección en diciembre, le vas a preguntar a la gente si quiere que el Presidente se vaya ya, pero por otra parte le preguntas a esos mismos votantes si están de acuerdo en acortar el período a cuatro años, y entonces estaría hasta marzo. ¿Cómo se le plantea eso a la gente? Con el referendo revocatorio, simplemente, si se celebrara, pongamos el caso, el 15 de diciembre de este año, de acuerdo al artículo 72 de la Constitución se encarga el Vicepresidente y el 15 de enero de 2017 tenemos elecciones.

-¿Qué le sugiere a la MUD, en concreto?

-En mi propuesta, presentada a la Asamblea Nacional con el respaldo de 20 Colegios de Abogados, conté con la activa colaboración de Enrique Romero, presidente del Colegio de Abogados del estado Lara, y de las colegas Nancy Rodríguez de Rodríguez y Nelly Cuenca de Ramírez. Es una enmienda no contra el Presidente. El fin no es político sino una respuesta a la urgente necesidad de reestructurar el sistema y el Poder Judicial. Supone la reforma de los artículos 253 y 262 de la Constitución, con miras a crear un Tribunal Constitucional, siguiendo el sistema austríaco (lo tienen España, Colombia, Bolivia), que asumiría las funciones de la Sala Constitucional; y un Tribunal Supremo de Justicia integrado por cinco Salas, no siete como ahora, porque se eliminan la Constitucional y la Electoral, que pasaría sus funciones a la Contencioso Administrativa. Habría también una de Derecho Privado, una Criminal y otra de Derechos Especialmente Tutelados y, por supuesto, la Plena. No pretendemos el cambio de magistrados del oficialismo por magistrados de la oposición. Queremos ver en Venezuela una justicia como la descrita por Stamler: “Un edificio de cristal, construido sobre sólidas rocas y custodiado por monjes ciegos”.

-Y, ¿qué obstáculos afrontaría esa enmienda?

-Esta enmienda constitucional es de fácil tramitación, porque se activa con 30% de los diputados, se tramita como una ley y se presenta directamente, sin más trámite, al Consejo Nacional Electoral, conforme sentencia de la Sala Constitucional del 3 de febrero del 2009 (expediente 08-1617). El CNE tiene 30 días para celebrar el referendo, como se lee en los artículos 340 y 341 de la Constitución. No puede confundirse con una reforma constitucional propiamente dicha, porque la reforma implica una “revisión parcial de la Constitución” (artículo 342), mientras la enmienda es sólo la adición o modificación de uno o más artículos, como en nuestra propuesta.

-¿Qué puede pasar en el país si la presión de esta crisis no encuentra un escape oportuno?

-Aquí se puede presentar un conflicto de impredecibles consecuencias. Estamos en una encrucijada peligrosa. En estos procesos cuando se cierran los caminos normales, ya no se sabe a dónde se puede llegar. Existe un desbalance muy serio entre los tres poderes fundamentales que le dan cuerpo al Estado. Locke y Montesquieu coinciden en que el funcionamiento apropiado del Estado depende del equilibrio entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. En Venezuela eso no existe. El Poder Judicial se apartó de su elemental función de administrar justicia.

-¿Hay algo más que le angustie?

-Yo creo que cualquiera de estas salidas de las cuales se ha hablado implica un tiempo suficiente como para que transcurra el actual período presidencial. Observo un problema muy grave: la falta de liderazgos definidos dentro de la oposición y del lado del Gobierno, capaces de orientar al pueblo venezolano. Lo que más me aterroriza, realmente, es que estemos enfrascados en la discusión de un juego eminentemente político, que se aleja cada vez más de las necesidades, carencias y aspiraciones que se sienten en la calle.

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