El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer y es oportuna la ocasión para referirme a ese ser que hoy ocupa cada vez más un significativo espacio en la sociedad. Los derechos que ellas gozan hoy en día han sido ganados a pulso y a fuerza de tesón, constancia y estímulo por la reivindicación de sus derechos.
La mujer es la madre de la especie humana que con el transcurrir del tiempo en lo religioso, político, económico y social, ha logrado el reconocimiento de sus derechos en igualdad de condiciones a los del hombre. Esa lucha ha sido muy larga y continuará, mas es de hacer notar que muchas mujeres en el mundo han sido pilares fundamentales en el mundo para lograr esas conquistas.
Mi país, Venezuela, no es ni ha sido ajeno a esa historia que siempre tendrá como forma el reconocimiento político a través de constituciones y leyes por arriba del reconocimiento de luchas y sacrificios que han realizado eminentes mujeres venezolanas.
En la actualidad nuestras mujeres ocupan un sitial preferencial en todos los ámbitos y quisiera referirme a ese accionar en lo que corresponde a la proyección de su trabajo social. Contamos con excelentes abogadas, médicas, ingenieras,, economistas, educadoras y pare de contar de profesiones; no hay lugar en el accionar público y privado donde no se haga de la presencia imprescindible de la mujer.
Históricamente la mujer fue referencia del orden y la libertad y por tal motivo se le asignó la función de educadora por arriba de ese trabajo para los hombres y en la inmensa mayoría de nosotros hablamos de nuestra maestra de primaria, nunca fue vista la mujer como empresaria, como política, mas sí de reconocimiento social.
Hoy contamos con mujeres en todos los trabajos públicos y privados, sus luchas han sido reconocidas legalmente, luchas para evitar inicialmente la violencia de género y es aquí en donde en estas Reflexiones en Positivo quiero referirme a una mujer allegada que me pidió escribiera para ver si algo queda: En el trabajo de la seguridad ciudadana y el cumplimiento de la ley se observó a una dama revestida de autoridad maltratando a otra dama, y el problema continuó, siendo tratadas por damas en la que debe habérseles interiorizado el sentimiento del no maltrato, de la no interpretación de la norma jurídica en forma subjetiva o sesgada y tal vez el gobernante convencido que el abogado en su trabajo debe estar al servicio de la ley pero en igualdad de condiciones y proporción al servicio del pueblo y del ciudadano. Resulta que esas mujeres abogadas, policías, en última instancia sólo sirven al pueblo y al ciudadano, lo que constituye el ideal democrático.
Es preocupante como la humanidad sobre todo el llamado sexo débil, que siempre ha sido como un paño de lágrimas para confiarle los problemas y buscar apoyo en su sensibilidad, ahora también son parte de la violencia conllevada en personas insensibles de corazón duro, de sentimientos y almas vacías. Dios nos proteja de seguir bajo este esquema que de continuar así nos convertiremos en caníbales. Roguemos a Dios para que esto sea la excepción y no la regla, que haya una pronta rectificación de esas damas, que actúen con amor y no con atropello. Ojala no caigan en eso que cuando se aplica la ley de la fuerza y no la fuerza de la ley está fallando el poder de los derechos humanos.