Carlos Luis Rojas Peña (35), el pasado jueves 25 de febrero se encontraba en la calle 27 entre carreras 30 y 31, frente al estadio La Shell. El joven estaba con unos amigos y cuando se movió detuvo su marcha un Chevrolet Aveo gris, cuatro puertas sin placas, del que se bajaron dos sujetos armados y con unas esposas en las manos. A la fuerza montaron a Rojas Peña y se lo llevaron con rumbo desconocido.
De inmediato sus amigos, los que vieron el rapto corrieron hasta la calle 25 entre carreras 28 y 29, cerca de la avenida Carabobo y tocaron la puerta de la casa del joven y a lo que Solange Rojas abre la puerta le cuentan que a su hermano se lo llevaron.
La muchacha desesperada se comunicó con otros familiares y comenzaron a recorrer comisarías y distintos puestos policiales pensando que estuviese detenido pero nada. Pasó la noche y la angustia crecía la mañana siguiente. Rojas fue hasta los centros asistenciales, morgue y no dio con su hermano, quien para el momento de su desaparición vestía una camisa manga larga azul, unas bermudas beige y zapatos deportivos azul rey.
Los días fueron pasando y la familia Rojas nada sabía del joven. Solange quien es la hermana menor de los dos, fue la que asumió la búsqueda porque sus padres están mayores y su madre con una discapacidad.
Trascurridas las 48 horas de desaparición fue que la muchacha hizo la denuncia ante el Cicpc, de la Zona Industrial I.
Localizado
En horas de la tarde del miércoles residentes cercanos al kilómetro 17 de la vía a Río Claro, al sur de la ciudad comenzaron a sentir un olor extraño y se asomaron hacia un barranco, allí estaba un cuerpo en avanzado estado de descomposición, el cual fue extraído por efectivos del Eje de Homicidios y del Cuerpo de Bomberos.
Se trataba de un hombre estaba hinchado, no tenía cabello, solo cargaba puesta una franelilla verde oliva, un boxer de cuadritos y unas medias tipo tobilleras gris.
Su cuerpo fue trasladado hasta la morguecita, ubicada en El Cementerio al oeste de la ciudad.
Rojas al enterarse que había un cadáver sin identidad fue hasta la morguecita y allí identificaron, se trataba de su hermano lo reconocieron por la franelilla pues era la única que tenía y por los boxer.
Su hermana destrozada comentó que su hermano era panadero, en noviembre y diciembre era cuando más tenía trabajo por los panes de jamones, el resto del año trabajaba por encargo.
Rojas Peña, era padre de un niño de 9 años.
