Un fármaco utilizado para tratar la leucemia mieloide crónica, dasatinib, podría sumarse a los ya existentes para tratar la infección causada por el VIH, el virus del sida.
Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III, que ha identificado un nuevo mecanismo por el que el VIH establece una infección latente en las células (linfocitos), ha sido el primero en demostrar que este medicamento, de la familia de los inhibidores de tirosin-kinasas, tiene un doble efecto sobre la infección del VIH: una actividad antiviral «impresionante», en palabras de José Alcamí, coordinador del ensayo, además de una reducción en la respuesta del sistema inmune ante el VIH.
Los investigadores ya tienen previsto un ensayo clínico en personas con VIH para demostrar el potencial de este fármaco en el control de la infección, aunque dependen de una Convocatoria Europea para su financiación que se decidirá el próximo mes de abril.
Explica Alcamí que la formación de reservorios celulares en los que el VIH infecta la célula de manera latente representa el «mayor obstáculo para la curación de la infección por el VIH», ya que ni los fármacos ni el sistema inmune pueden acceder al virus establecido en estas células. Este «escondite» biológico, señala, «le permite replicarse e infectar otras células estableciendo así un mecanismo de ‘persistencia’ viral en el paciente».
Lo que ahora describe este trabajo que se publica en «Cell Reports» y que ha contado con la colaboración del Centro de Genética Humana de Montpellier (Francia) y la Universidad Case Western de Cleveland (EE.UU.). es cómo el VIH utiliza determinadas citocinas producidas por el sistema inmune para infectar nuevos linfocitos CD4 y la forma de impedir dicho mecanismo de infección. La respuesta, al menos en el laboratorio, es este fármaco, comenta Alcamí. En concreto, aclara, «este proceso requiere la inactivación de una barrera protectora celular, el factor de restricción SAMHD1».
Nueva familia de fármacos
La información es relevante porque además de describir este mecanismo de generación de células latentemente infectadas se muestra cómo el bloqueo de dicho proceso mediante inhibidores de tirosin-kinasas conlleva una recuperación de la acción antiviral de SAMHD, lo que ha servido para identificar así una nueva familia de fármacos con actividad frente al VIH. Y teniendo en cuenta que están ya comercializados para determinadas leucemias, por lo que su perfil de toxicidad y farmacocinética son bien conocidos, «nos permite realizar de manera inmediata ensayos clínicos para confirmar si estos fármacos impiden la formación de reservorios virales, lo que representaría un paso importante para la curación de la infección por el VIH», subraya Alcamí.
El ensayo clínico se iniciaría el próximo año y estará dirigido por José María Miró, del Hospital Clinic de Barcelona, y contará con la participación de Unidades de VIH de Reino Unido e Italia, así como la del Hospital La Paz y el Centro Sandoval de Madrid. En el ensayo se tratará de buscar la dosis más adecuada para los pacientes -no hay que olvidar que las dosis empleadas en leucemia son más elevadas- y se otra se tratará a pacientes con VIH, tanto en aquellos con infección crónica que inician tratamiento, como en los que está en fase aguda (la primera fase de la infección que se produce a las 2 a 4 semanas después de que una persona ha contraído la infección).
Alcamí cree que son precisamente los pacientes en fase aguda donde el fármaco funcionará mejor. «Estaríamos en un escenario en el que habría pocos virus y podrían ser controlados por el VIH», concluye este experto que sin embargo reconoce que «abordar la erradicación de un virus sigue siendo una tarea muy difícil».