En una sorpresiva declaración el lunes, el presidente Evo Morales pidió ver a un hijo al que daba por muerto después de un romance secreto con una mujer que ahora es investigada por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias.
«A mí me informó (su ex pareja) que estaba enfermo y después me dijo que había fallecido. Yo creí en las palabras de la madre de mi hijo. Y ahora se dice que el niño está con vida. Si la familia lo permite me lo recojo al niño, tengo derecho a cuidarlo. Espero que en las próximas horas me lo traigan, quiero asumir mi responsabilidad con el niño», dijo Morales al referirse a asuntos personales de los que nunca antes había hablado en público.
Este el peor momento de Morales en 10 años que lleva en el poder. Golpeado por denuncias de corrupción y en medio del escándalo amoroso que lo involucra, sufrió su primera derrota en las urnas hace una semana en un referendo que le habría permitido postularse a un cuarto mandato en 2019.
Tras el traspié electoral, se acrecentaron los rumores sobre sobre su relación amorosa y el supuesto hijo hasta convertirse en un culebrón, sobre todo en las redes sociales a las que el mandatario culpó de su derrota.
El caso dio un giro el fin de semana después que la policía detuviera a Gabriela Zapata Montaño de 29 años, la examante de Morales. Durante la reciente campaña, el mandatario admitió el romance con la mujer pero dijo que terminó en 2007, tras dos años, cuando se enteró que el niño había muerto. Pero el sábado, tras la detención de Zapata, una tía de ésta declaró a medios locales que el niño vive, provocando un revuelo mayor.
Morales intentó despejar las dudas. «Evidentemente hubo divergencias (con Zapata) sobre el fallecimiento del bebé. Yo creí en las palabras de la madre del niño, es una bendición que viva, aunque me pregunto por qué me ocultaron desde 2007 que estaba con vida, ¿qué intereses hay detrás?», dijo Morales.
Zapata no habló con la prensa desde que estalló del escándalo, más allá de unas pocas declaraciones en las que no respondió preguntas.
La mujer conoció a Morales cuando tenía 18 o 19 años, durante la campaña presidencial de 2005. Según información del propio Morales, la mujer asumió como gerente comercial de la transnacional china CAMC, la mayor contratista a la que el gobierno adjudicó millonarios proyectos por casi 500 millones de dólares, entre ellos un ingenio azucarero y una planta de sales de potasio.
Zapata retiró su cuenta en Facebook en la que se declaraba admiradora del gobierno. La mujer se presentaba como empresaria que promovía negocios con el Estado. Tanto ella como los ejecutivos de la empresa china han negado un supuesto tráfico de influencias, pero a raíz del escándalo Zapata dejó la compañía hace una semana.
Morales, de 56 años, es soltero pero tiene dos hijos jóvenes de distintas mujeres. En los años noventa Morales afrontó otro escándalo cuando era diputado y fue presionado por los opositores de entonces a reconocer a sus hijos y darles su apellido.
«A mí no me importa la vida personal de Morales, sino la vinculación de esa relación con los intereses públicos. Zapata se relacionó con el Estado desde 2010 y trabajó en CAMC sin tener ningún mérito», dijo el lunes el periodista Carlos Valverde, quien destapó el caso en televisión.