El gobierno sigue sin asimilar el duro golpe recibido el 6D. Un gobierno con poca cultura democrática, si alguna, le cuesta trabajo poder entender que cuando se va a elecciones se puede ganar pero también se puede perder. En oportunidades anteriores al perder alguna elección, optaron por la vía del órgano paralelo para desconocer los resultados. En esta oportunidad trataron de hacer algo igual con una asamblea popular, pero no les dio resultado porque ya no tienen pueblo que los siga, así que han recurrido a usar un poder que tienen bajo control total, el TSJ. Vimos con perplejidad cómo la sala electoral se pasó por el trasero la opinión del pueblo de Amazonas y pocos días después se pasó por igual sitio la opinión de más de 7 millones de venezolanos desconociendo una de las primeras decisiones de la AN. Y amenazan con seguir haciéndolo. El TSJ convertido en tribunal sumario.
Así no es posible gobernar un país. Así no es posible dialogar. Así no es posible lograr la paz. Así no es posible el ejercicio de la democracia. Con un gobierno que se aferra a que la única verdad es la suya, que sus errores son de otros, que los males que vive el país son causados por agentes exógenos, que sobrepone el dogma a la realidad, es imposible que se llegue a algún acuerdo, a alguna solución. Por esa vía seguiremos hundiéndonos en la crisis más profunda jamás vivida.
Para muestra un botón. La noche del pasado miércoles, después de semanas de espera del anuncio de soluciones, oímos con perplejidad al presiente de la República, durante más de 5 horas de cadena, un discurso que ha sido repetido una y mil veces, divorciado de la realidad nacional, lleno de ofensas y acusaciones a la oposición democrática, de ataques desconsiderados en contra del único poder que no controla, burlas y amenazas en contra de quien ejerce la presidencia de ese poder, la AN, e igual actitud en contra de organizaciones empresariales y de trabajadores “no revolucionarias” y de sus legítimos dirigentes y en contra de cuanta persona, grupo, organización o país que no rinda loas y pleitesía al llamado comandante eterno, dios redivivo para ellos, pero el causante de todos los males de la república según la inmensa mayoría del pueblo venezolano.
Las medias anunciadas, ya al final de la perorata, todas a medias y edulcoradas, fueron peor de lo mismo. De la gasolina más barata del mundo, 0.015 $ el litro pasamos a Bs. 0.60 $/lts. De un salario mínimo de $ 1.535 se pasó a $1.157. Ambas cifras calculadas a las irreales tasas de cambio de 6.3 y ahora a 10 Bs/$., respectivamente. Como decían antes nos subieron la camisa pero nos bajaron los pantalones. Pero lo más importante y esperado: Y del abastecimiento de alimentos y medicinas, ¿qué? Y de repuestos, cauchos, y baterías, ¿qué? ¿Cuándo llegan? No más importaciones y ¿entonces? Y ¿la confianza hacia los empresarios? Y ¿cómo se van a repatriar esos capitales? Por favor ciudadano presidente yo lo que creo es que sus propios asesore quieren que se termine de hundir, pienso que desean salir de usted más rápido de lo que pide Henry Ramos. Es la única explicación que le consigo a tantas estupideces juntas y repetidas. Usted trancó el juego. Y el que lo destranque buen destrancador será.