Pese a que hace algún tiempo la gobernación construyó una edificación para que los familiares de pacientes internados en el Hospital Central Antonio María Pineda permanecieran en ella, la misma está sin uso mientras gran cantidad de personas permanecen día y noche sobre la acera ubicada frente al servicio de emergencia.
Se trata de mujeres y hombres, y hasta niños, que llegan por la noche con colchonetas, cobijas, mosquiteros, comidas y bebidas, para dormir allí, pendientes de cualquier llamado del personal médico o paramédico relacionado con su familiar internado.
“Dormimos aquí porque el local que nos habilitaron está muy separado de las salas y aquí salen los médicos o las enfermeras a llamarnos cuando necesitan una medicina o algo que no hay en el hospital y entonces nosotros salimos a buscarla”, explicó una señora que prefirió no identificarse, con un familiar hospitalizado.
Este domingo en la mañana, el sector estaba completamente ocupado por quienes habían pasado allí la noche, durmiendo sobre colchonetas, cartones, o directamente sobre el suelo, mientras el llamado Centro de la Esperanza permanecía desolado.
El mismo fue sometido recientemente a remodelación luego de que antisociales le provocaron algunos daños y lo convirtieron en un sitio inseguro, lo que indujo a los familiares a no utilizarlo.
También se le colocó vigilancia por parte de la Brigada Hospitalaria, aunque las personas siguen considerándole inseguro por lo apartado en que se encuentra del resto del centro asistencial.
“Pero aquí estamos mejor; cerquita de la emergencia, donde nos pueden ubicar rápidamente para cualquier necesidad, además de que los policías también están más cerca y los ladrones no se atreven a atentar contra nosotros”, expresó otra de las mujeres presentes.
Extraoficialmente se conoció que en algunas oportunidades desde la dirección del primer centro asistencial larense se han girado instrucciones para no permitir la pernota de personas en ese lugar durante las noches, pero las acciones han sido esporádicas y en pocos días retorna la misma situación.
Pero algunos se quejaron por la proliferación de vendedores ambulantes a determinadas horas, además de la actitud irresponsable de algunos familiares de pacientes que lanzan papeles, vasos, botellas y otros desperdicios en cualquier parte, contribuyendo con la insalubridad de la zona.
Dijeron que a veces no es eficiente el servicio de barrido y la basura se acumula en determinados sitios, a pesar de la existencia de recipientes para colocarla.
Afortunadamente, últimamente se ha notado la existencia de coordinación entre Imaubar y el departamento al que corresponde en el hospital para vaciar con mayor frecuencia los contenedores ubicados en las cercanías del pediátrico y al lado de la avenida Libertador y que de esa manera no se acumulen las toneladas de desperdicios en esos lugares como venía ocurriendo.