Qué difícil es salir a los campos y ciudades en donde normalmente estamos observando aglomeración de gentes para hacer colas y poder comprar algún producto que necesita en su hogar o trabajo.
Por mi edad tengo conocimiento de esta Venezuela donde un centavo y una locha tenían un poder adquisitivo para muchos productos con marca o sin marca, pero puedo afirmar que eran hechos o producidos en nuestro territorio; hoy esa gente de la cola carga en sus bolsillos una tarjeta de dinero plástico o una faja de billetes que ese centavo y esa locha los arropa en su valor, que muchos venezolanos los están considerando un papel más para tirarlo al agua de cualquier monumento religioso y donde se manifiesta que ese billete de máxima denominación ya no alcanza ni para pagar un café, para dar una limosna, ni para comprar un rollo de papel sanitario. Nunca pensé que nuestra moneda llegara a esa situación de ser tan desapreciada.
Son muchos los motivos que han contribuido para llegar a esta situación. Son muchos los técnicos nacionales e internacionales que han estudiado el fenómeno político-económico que nos ha llevado a donde estamos.
El tener bastante o poco dinero en la población de un país se puede decir que no es lo determinante para comprar algo puesto que, si nuestros campos como antes produjeran café, granos, caña, hortalizas, legumbres y ganado, ese dinero permitiría, a quien lo tiene, comprar productos a un precio que siempre se ha llamado oferta y demanda.
Es lamentable que gente con dinero manifieste: “Tengo con que comprar la medicina para la tensión y no la consigo”, y por otro lado el empleado público que manifiesta: “No gano ni tengo el dinero para mantener mi carrito por dos motivos: no hay el repuesto y si lo hay me vale tres o cuatro sueldos mensuales por lo que no voy a dejar de comer y pagar las otras necesidades”.
Los venezolanos viejos y jóvenes en general no somos flojos, nos gusta progresar, la demostración está a la vista cuando hay países que tienen en la mira a la juventud venezolana para que vayan a trabajar a esos países. Entonces sin muchos ambages qué se espera para dar oportunidades e incentivos a los venezolanos, para que trabajen y progresen en mi país.
Se seguirá pensando en el venezolano esclavo del gobierno de turno y del Estado en contraposición al venezolano de iniciativas, dedicación al trabajo y como tal generador de riquezas y bienestar social como hombre libre.
Unidos todos por la Paz, la Convivencia, el Respeto y la prosperidad de nuestro país……