Se están cumpliendo dos años del momento cuando Leopoldo López se entregó públicamente, después de participar en una concentración de personas que lo apoyaban, ante efectivos de la Guardia Nacional, que lo trasladaron, acompañado por una caravana fuertemente armada, a la prisión militar de Ramo Verde, donde permanece recluido.
Desde entonces la opinión pública mundialmente le ha brindado su apoyo y ha pedido insistentemente su liberación.
Todo comenzó el 23 de enero de 2014 cuando López, acompañado de la entonces María Corina Machado, ofreció una rueda de prensa para anunciar “la salida”, movimiento concebido para, según explicó entonces, democrática y constitucionalmente, cambiar el modelo económico y, desde luego, el gobierno de Nicolás Maduro, al acusó de ser “responsable de todos los males que afectan a los venezolanos”.
El 4 de febrero de ese año comenzaron las manifestaciones estudiantiles de protesta contra las políticas oficiales y el 12, día de la juventud, una enorme marcha organizada por los estudiantes desde la plaza Venezuela hasta la sede del Ministerio Público, en Caracas, se llevó a cabo para entregar un documento, en el cual se pedía la libertad de los jóvenes detenidos en Táchira y Mérida por haber protestado en las calles.
Ese día hubo violencia en la capital de la República. Bassil Da Costa y Juan Montoya murieron a balazos, siendo detenidos posteriormente 8 funcionarios del Sebin como responsables.
Pero, ya para entonces, según confesión del ex fiscal 41 del Ministerio Público, Franklin Nieves, el “numero uno” -en alusión a Nicolás Maduro- había ordenado la aprehensión de López, quien si se presentaba en una manifestación en San Cristóbal, debía ser llevado a un tribunal.
El coordinador nacional de Voluntad Popular no viajó en esa fecha, porque el vuelo fue cancelado en Maiquetía. Pero, el 12 de febrero sí estuvo en la concentración de los estudiantes en Caracas y luego de un supuesto ataque a la sede del Ministerio Público y de unos vehículos, se ordenó la detención del dirigente político.
Funcionarios del Sebin y de la Dirección de Inteligencia Militar no pudieron encontrar a López en su residencia, ni en la de sus padres esa noche.
Pero, el 18 de febrero, en medio de una gran expectativa, se presentó Leopoldo López en una concentración pública.
Les dijo a los presentes que él tenía dos opciones: irse del país o permancer en la clandestinidad. Sin embargo, advirtió, “no me voy a ir de Venezuela”.
Si se quedaba en la clandestinidad podría generar la duda de que había estado metido en cualquiercosa y como no tenía nada que esconder, daba la cara. Y se entregó a la comisión militar.
Detención preparada
Nieves, después de salir del país en octubre de 2014 hacia Aruba, primero, y luego a los Estados Unidos, donde hizo revelaciones escandalosas sobre cómo funciona la justicia en Venezuela, confesó: “a mi me asignaron la persecución de López”.
A través de una llamada de su superior, Joel Espinoza, director general de Actuación Procesal del Ministerio Público, dijo que se le había ordenado el día 8 que se trasladara a San Cristóbal para realizar la audiencia de presentación de tres estudiantes acusados de haber atacado la residencia del gobernador de esa entidad, José Gregorio Vielma Mora.
Pero, como la esposa del mandatario se negó a declarar, no se pudo llevar a efecto el acto tribunalicio.
El día 10 nuevamente fue llamado por Espinoza para que fuera otra vez a San Cristóbal, donde estaría López y se le especificó que si se producía alguna guarimba, procediera a actuar contra el dirigente político, “para procesarlo y sacarlo del juego político con una inhabilitación”.
El día 12 regresó a Caracas a las dos de la tarde y dos horas y media recibió una llamada de su superior, quien le pidió se trasladara inmediatamente con el Sebin a la plaza Venezuela para proceder a una actuación.
Manifestó haberse entrevistado con el general de brigada Manuel Bernal, quien estaba acompañado por el diputado Freddy Bernal y otra persona, y le dice que lleve a cabo la aprehensión de varias personas.
Cuando le pidió el soporte de las órdenes, el militar le respondió que no tenía el tipo de actas, pero que las instrucciones provenían del número 1. Le entregó un papelito con los nombres de los que debían ser detenidos: Leopoldo López, Vicealmirante Iván Carratú, ex embajador Fernando Gervasi y Carlos Vecchio.
Al quedar sorprendido llamó a Espinoza y éste le sugirió que apoyara la solicitud. Concretamente sus palabras fueron: “apoyálo, tú sabes tu trabajo. Tú sabes lo que puedes hacer ahí”.
Para hacer el acta solicitó un funcionario, que resultó un elemento de contrainteligencia apodado El Elefante. Éste le hizo un relato de lo hecho y eso fue el fundamento para el ficticio proceso judicial.
Al día siguiente acudieron los supuestos testigos a declarar. Así comenzó un proceso amañado contra López.
La sentencia
Después de trece meses y medio de suspensiones y presentaciones ante los tribunales, el dirigente político fue condenado por instigación pública, daños a la propiedad en grado de determinador, incendio en grado de determinador y asociación para delinquir.
La jueza Susa Barreiros, del tribunal 28 de control para el área metropolitana de Caracas condenó a López a 13 años, 9 meses y 7 días de prisión.
Por su libertad se han pronunciado el Papa Francisco, el Presidente Barak Obama, la Internacional Socialista, Amnistía Internacional, Human Right Watch, Human Right Foundation, Forum 2000, Club de Madrid, Federación Latinoamericana de Alcaldes, Cumbre Mundial de Comunicación Política, el Presidente Ollanta Humala, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, el canciller canadiense John Baind, los expresidentes Fernando Henrique Cardozo, Oscar Arias, Víctor Yuschenco de Ucrania y otras personalidades.
Los vicios que mantienen preso a Leopoldo López
En atención a lo declarado por el ex fiscal Franklin Nieves, todo el proceso para enjuiciar y condenar a Leopoldo López fue preparado por el Ejecutivo Nacional. “Conmigo o sin sin, la condena era segura”, expresó en los medios televisivos de EE.UU, país donde se encuentra.
Según los defensores de Leopoldo López, éste no tiene motivos para estar preso porque sus acciones no están tipificadas como delitos. Las acusaciones se basan en la interpretación que le dieron a sus discursos y proclamas.
La audiencia de presentación se llevó a cabo en un autobus, enfrente de la prisión de Ramo Verde, ante un tribunal no competente.
A la defensa no se le permitió incorporar las pruebas en todas las etapas e instancias del proceso. El acusado nunca pudo presentar ni evacuar pruebas de su inocencia. Siempre prevaleció la negativa de la juez de primera instancia de la Sala Penal de Casación.
Lo mismo sucedió con los testigos y testimonios promovidos por la Defensa, que fueron declarados inadmisibles por considerarlos innecesarios.
No se le permitió al acusado presentar unos videos que habían sido llevados para la disertación final en el juicio.
Leopoldo López no podía ser recluído en una cárcel militar porque es un civil.
Dicen los defensores que parte del material para el juicio desapareció y posteriormente fue incorporado fraudulentamente en los cargos del proceso judicial.
Conviene igualmente señalar que se le negó a la defensa el acceso al expediente del caso.
«Juicio amañado»
Leopoldo López constituye un trofeo para el régimen madurista-caballeista, dice el Dr. José Gregorio Zaá, miembro de la directiva regional de Voluntad Popular en el Estado Lara. Es una presea fundamental que forma parte del récord de perversidades de Nicolás Maduro y su séquito de adulantes. Demuestra el sesgo político e ideológico del Poder Judicial como órgano sometido a las directrices e instrucciones emanadas de Miraflores.
Aquí no hay autonomía, imparcialidad, objetividad en los jueces, ni tampoco credenciales para el ejercicio de administrar justicia. En el mismo renglón está inscrito el Ministerio Público y el perfil lo encarna la ciudadana Fiscal General de la República, quien fue ratificada en el cargo de manera ilegal. También en la ilegalidad está lo que tiene que ver con la Contraloría General de la República y, además, el Defensor del Pueblo. Traigo esto a colación porque en el juicio, tanto en la audiencia preliminar como en la fase oral y pública, no pudo demostrarse ni un solo elemento que sirviera de fundamento a la acusación fiscal. No fue demostrada ninguna de las argumentaciones que pudieran comprometer la responsabilidad de Leopoldo López en la presunta comisión de los hechos por los cuales se le acusaba. Este fue uno de los juicios más amañados en la historia contemporánea venezolana.
Hay que recordar que a Leopoldo se le inhabilita para ser candidato a la Alcaldía Metropolitana de Caracas a mediados del 2008, en el momento que tenía casi el 80 por ciento de respaldo del área metropolitana de Caracas. Se le impide aspirar porque estaba catapultado para ganar ese cargo, el más importante después de la Presidencia del país.