Ventana abierta – Entre dioses, ídolos y reyes (II)

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Para recordar: “Y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombre mortal, y hasta de aves, cuadrúpedos y reptiles” (Romanos 1:23).

En Venezuela, al igual que en otras partes del mundo, el carnaval es una fiesta tradicional. A pesar de la situación económica, en algunos lugares se celebró con carrozas y comparsas, y dicen que se movilizaron unas 10 millones de personas.

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En artículo anterior, publicado en este prestigioso diario, EL IMPULSO, 10/02/16, p. A4, decíamos que las personas se disfrazan de mil maneras; dada la libertad o el libertinaje, usan ropa o poquísima de ella, y tal fiesta la dedican al dios Momo.

Disfrazarse es algo muy viejo. Según la Biblia, el rey Saúl, preocupado si sería destruido por los filisteos; buscó a una médium, de Endor, para consultar al profeta Samuel, quién había muerto, y para ello se disfrazó (ver el primer libro de Samuel, capítulo 28).

La pitonisa sabía que Dios, el pueblo de Israel, “separaban” (castigaban) a las personas que consultaban a los muertos y/o a los espiritistas (1 Samuel 28:9).

Saúl insistió, a la médium, y se le “apareció Samuel”: “Un anciano cubierto de un manto”. En realidad, jamás se le presentó el profeta, porque los muertos no saben nada (Eclesiastés 9:5,6) y el error consistió en que “Saúl entendió que era Samuel” (1 Samuel 28:14) y por su equivocada conjetura habló con un impostor.
En tal sentido, E. de White, sostiene que tal rey “se comunicó con Satanás” (Patriarcas y Profetas, p.672). Tal capítulo, en algunas Biblias lo señalan como: “Encuentro de Saúl con un espíritu malo”. Por tal pecado, tal rey no estará entre los salvados.

Así que: Por inocencia, cultural, conjetura o por el mismo espiritismo, muchos son engañados cuando dicen “oír” la voz de su familia o amigos que han muerto, mientras que Dios, nos prohíbe consultar a los difuntos (Deuteronomio 18:11; Isaías 8:19).

Hace pocos años, escuchamos al presidente actual de Venezuela, Nicolás Maduro, señalar que el fallecido presidente Chávez le habló a través de un pajarito. ¡Gracias a Dios, aparentemente, esto no ha vuelto a ocurrir! Y tal vez, a alguno le causó gracias. Pero, no solo lo ha hecho el presidente Maduro, en el mundo, tristemente sobran las personas que dicen hablar con los muertos.

Según texto inicial, “Dios es inmortal” y el “hombre es mortal”, así lo inmortalicen desde la historia, hasta grandes religiones. No hay forma que un ídolo, un dios o un humano fallecido pueda hablar con los vivos.

Reiteramos lo que Dios nos advirtió: “No os haréis ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua… para postraros ante ‘ellos’; porque Yo Soy el Eterno vuestro Dios” (Levítico 26:1).

Por ejemplo, la Biblia habla que Enoc, Elías, Moisés, están vivos; y que Abraham, David, Pedro, Pablo, los discípulos y millones fallecieron; de la virgen María, la Escritura la menciona por última vez, poco después de la muerte de Cristo (Hechos 1:14). Y en ninguna parte dice que debemos adorarles o pedirle a ellos.

Pues escrito está: “Vivo yo -dice el Señor-, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios” (Romanos 14:11,12).

Tristemente, hay quienes creen más en dioses, ídolos y reyes; en santos u objetos, que en Dios mismo; Jesucristo, quien es Dios, Rey de reyes, y es el único intercesor, quien tiene poder para sanar, salvar, resucitar, hecho que ocurrirá muy pronto en su Segunda Venida.

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