Vivimos tiempos de celebraciones. Y hasta el amor es llevado a la palestra para honrarlo y venerarlo. Y eso no es malo. Lo malo es como se hace. Se exalta el amor Eros a través de telenovelas, series, programas en vivo y en las películas, explotándolo de manera obscena y comercial hasta el cansancio. Cuando lo orientan hacia el amor Filiae, mejora. Es el sentimiento de amor a la familia, a los hijos y a los padres, pero igual se explota en beneficios publicitarios. Entonces, olvidan el amor Ágape. Por lo cual excluyen al Creador del amor. Se obvia de donde vino el amor. Se ignora su verdadero origen. Se olvidan de Dios.
No sé, si alguno de mis respetados lectores recuerda una noticia que circuló hace bastante tiempo aquí, en la ciudad de Barquisimeto, de un vigilante que al abrir el portón de un galpón que cuidaba, escuchó el llanto de un niño y al revisar exhaustivamente el lugar, descubrió que en medio de los perritos estaba un bebecito recién nacido llorando. Se presume, que una madre desnaturalizada lo dejó en algún montón de basura cercana y la perra con sus instintos de madre lo arrastró como lo hace con sus crías hasta su cueva.
Cuando el hombre cae en Edén por el pecado, por la desobediencia, DIOS no lo juzga, no lo condena.
Entiende que ha hecho una mala decisión. Entiende que es engañado vilmente por el enemigo y en su maravilloso amor no lo execra, no lo patea, sino que deja su Trono, abandona las alturas celestiales, se despoja de sus privilegios divinos y baja, se vuelve una vulgar célula humana, se mete debajo del puente de este miserable planeta y carga con nuestras culpas y pecados. Abandonado totalmente por la humanidad, nos recoge, arropa y nos lava con su sangre preciosa. Muere horriblemente en la cruz del calvario para darnos vida. Vida de verdad, vida eterna. Y así devolvernos el privilegio de estar nuevamente con él en la Patria Celestial por la eternidad, cuando venga por segunda vez. ¡Eso, es amor!
Hoy, puedo estar escribiendo para alguien que se siente abandonado, solo, sin fuerzas para luchar y percibe que todo está perdido. ¡Crea!, Dios, nuestro Señor Jesucristo, Jehová de los ejércitos, el gran «Yo Soy» está muy cerca de usted y no le ha dejado ni le abandonará. Una madre puede execrar a sus hijos de su seno, como ésta, la de la noticia, pero Dios, nunca. «¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te dejaré» Isa.49:15. Usted puede ir a él con toda confianza, con fe y esperar pacientemente, por cuanto él obrará. ¡Muchos, hemos estado en situaciones difíciles y podemos dar fe de la obra de Dios en nuestras vidas! Las luchas y avatares en un mundo perdido por el pecado nunca se acabarán.
Pero Dios, el autor, el creador y el dador del amor. Del verdadero amor, estará siempre allí para ayudarnos y eso, si hay que celebrarlo, pero con obediencia a su Palabra. «Yo estoy contigo, te guardaré por dondequiera que vayas,… No te dejaré sin haber cumplido lo que te he dicho». Gen.28:15. «Como estuve con Moisés, estaré contigo. No te dejaré, ni te desampararé. Josué 1:5. ¡Créalo! ¡Es así! Pero, son promesas condicionales. Por cuanto, sin obediencia, no hay salvación ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!.