El Presidente Maduro dijo el 26-01-2016 en discurso televisado: “Hay trágicos efectos económicos, financieros y sociales que nos tienen que obligar a llegar a un acuerdo para equilibrar, recuperar el mercado, las inversiones y poner los precios donde deben estar. Le he dado la orden al ministro Eulogio del Pino que inicie una gira a países OPEP y no OPEP, inmediata, relámpago y concreta”. Pero antes, en septiembre 2015, tras regresar de una gira por países asiáticos promoviendo una cumbre de la OPEP y otros productores de crudo para frenar la caída de precios, expresó: “Todas las grandes inversiones petroleras necesitan, mínimo, un precio de 70 dólares para ser sostenibles, para mantenerse. Si no es así, anótenlo, las inversiones se van a caer y no se va a dar la reposición por inversión y en un año vamos a tener precios de 200 dólares.” Ambas alocuciones suponen una pronta recuperación de los precios. Bien sea por común acuerdo entre productores hoy mismo, opción que más conviene a las grandes potencias capitalistas (70$/b). O bien porque –de hacer caso omiso a sus sabios consejos- recortes en la inversión (gastos en mantenimiento y ampliación de la capacidad productiva), reduzcan la oferta y sea peor para las potencias que tendrán que pagar 200$/b.
¿Qué tan ciertas pueden ser estas afirmaciones? ¿Rebotarán los precios? Nadie lo sabe. Habrá que esperar a que el destino, que todo lo sabe, venga en auxilio. Sin embargo, la experiencia y la ciencia económica ayudan a conjeturar el escenario.
En la historia contemporánea pueden identificarse dos grandes tendencias en el comportamiento de los precios del petróleo: Declinación (1981-1998) y Auge (1999-2012). Desde el primer trimestre de 2013, parece estar configurándose de nuevo una tendencia descendente a largo plazo. En todos las fases se registran ligeros ascensos o hundimientos circunstanciales, fluctuaciones a corto plazo alrededor de la tendencia. Se desea enfatizar que la anterior Declinación acaecida durante el período democrático civil venezolano, duró 18 años, sin que más de 15 reuniones de la OPEP lograran revertir su curso.
Las fases de Declinación a largo plazo ocurren por sobreoferta, exceso de barriles que no encuentra colocación en el mercado. Las fluctuaciones temporales provienen de contracciones de la demanda por recesiones en países compradores, conflagraciones bélicas, revueltas políticas o accidentes que dificultan el traslado, bloquean el suministro, estableciéndose primas de riesgo. En el lapso 1999-2012 tuvieron lugar dos hundimientos: En el primero, entre diciembre 2000 y noviembre 2001, el mercado se desanima por recesión en el sudeste asiático y se agrava por los acontecimientos terroristas del 11-S, que paralizó en buena medida el comercio y las finanzas mundiales. Los precios mejoran con el paro en Venezuela (diciembre 2002) y se disparan en la víspera de la Guerra de Irak-USA (marzo 2003). Un segundo shock, el más severo, tiene lugar en julio-diciembre de 2008, agudizado por la crisis financiera mundial a finales de septiembre, que tuvo epicentro en Estados Unidos y se irradió luego por Europa.
La estrategia de reducir el bombeo ha sido una constante de probada eficacia, para superar los hundimientos. Sin embargo, se sacrifica la verdad, ¿olvido intencional o desconocimiento simple?, cuando se exagera la importancia de las reuniones del cártel. En especial, se han magnificado los efectos de la II Reunión Cumbre de Jefes de Estado, realizada en Puerto La Cruz, Venezuela, entre el 27-28 de septiembre del 2000 en pos del objetivo de defender los precios. Allí se acordó aumentar o disminuir el bombeo para que el precio oscilara en una banda entre 21$ y 28$ el barril. El registro histórico, supremo juez en estos asuntos, permite afirmar que, en el caso que el mercado fuese una marioneta que responde a decretos de jefes políticos, la reunión contribuyó, más bien, al declive de los precios. De hecho, dos semanas después de la cita, el precio se sale de la banda, se coloca en 32,6$ por barril y luego se desliza por el tobogán abajo durante 12 meses consecutivos, aterrizando en 16,2$. Quedando claro que no fue por la Cumbre ni por la audacia de Chávez que mejoraron los precios.
Más recientemente, después de agosto 2014, se han realizado tres reuniones OPEP, dos giras de Maduro y tres tours ministeriales, sin alcanzar el objetivo. Por el contario, mayoritariamente, sus miembros acuerdan aumentar de la producción, saben que cualquier recorte será suplido por Estados Unidos, México, Canadá y Noruega, productores No-OPEP. El cártel ya no tiene el poder que alguna vez tuvo.
Los repuntes anunciados por el Presidente corresponden más al territorio de la fantasía que a racionales respuestas del mercado, donde los productores intentan maximizar sus beneficios. Resta agregar que el lenguaje arrogante utilizado, “si no me hacen caso, peor para ustedes”, insinuando que el concierto de naciones ignora lo más conveniente para cada uno, además de disparatado pronóstico, constituye excusa inadmisible seguir retrasando medidas urgentes que toda Venezuela reclama.