El resguardo del patrimonio es un deber consagrado en el artículo 44 de la ley de protección y defensa de patrimonio cultural, que establece: “Quedan obligados a una participación activa en pro de la defensa, rescate y conservación de patrimonio cultural de la República todos los ciudadanos que habiten en ella”. Pero el hecho no es que se encuentre dentro de al ley, sino en la conciencia individual y colectiva del pueblo y tener sentido de pertenencia y memoria histórica.
En Venezuela han sido innumerables los casos de graves daños al patrimonio. El Dr. Fernando Báez en su texto El Saqueo Cultural de América, en su pág. 195 señala: “Durante casi todo el siglo XX, los traficantes se aprovecharon de la negativa oficial de protección a las comunidades indígenas, y numerosos objetos de las tribus guajiras, yanomamis y de casi todas fueron llevadas a Estados Unidos y hoy forman parte de colecciones institucionales honorables”. Y qué decir del famoso robo del cuadro del pintor francés Henry Matisse, La Odalisca con Pantalón Rojo, de las salas del Museo de Arte Contemporáneo a mediados del año 2002, hecho que ocurrió en el contexto del paro petrolero. El robo de la valiosísima pieza generó una interesante investigación periodística por parte de la licenciada Marianela Balbi, que publicó su libro titulado el Rapto de la Odalisca. En julio de 2012 el cuadro fue encontrado en un hotel en Miami por agentes encubiertos del FBI.
La pieza tuvo una travesía entre México, Nueva York y Miami. La primera vez que se intentó vender se llevó a la experta y certificadora oficial de la obra de Henry Matisse, Wanda Guébriantar; ésta se percató que era original y propiedad del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, absteniéndose de hacer cualquier certificación. Ya la pieza se encuentra en nuestro país.
Por otro lado recordemos que en 2005 el Museo de Barquisimeto fue escenario de una exposición de la colección de pintura del Banco Industrial de Venezuela, y a pesar de contar con la presencia de Polilara fue sustraída una obra del pintor Mateo Manaure, la cual fue cortada por los bordes con una navaja y se llevaron la tela. Nada se sabe de la obra hurtada.
Continuando con la expoliación cultural de la que ha sido objeto la nación venezolana, hacemos referencia a la salida del país de la piedra Kueka, perteneciente a la cultura pemón, que en 1998 fue sacada por el artísta alemán Wolfan von Schwarzenfeld y en la actualidad se encuentra en un parque en la ciudad de Berlín. Dicha piedra fue transformada de su estado natural, ya que fue esculpida.
En el casco histórico de Barquisimeto la indolencia es astronómica. Un ejemplo lo tenemos en el Centro de Historia Larense que tanto su edificación como los objetos de alto valor patrimonial que allí están depositados se encuentran deteriorados; la famosa casa de las Silveira, edificación que según el cronista de la parroquia Catedral, profesor Ricardo Valecillos, soportó el terremoto de 1812, se encuentra en un estado sumamente crítico; la sede del Ateneo de Barquisimeto, Fundasab, la casa de la profesora Yuyita de Chiossone, entre otros.
En este mismo orden de ideas, no podemos olvidar que Carota, Ñema y Tajá, el Tamunangue, las festividades de San Antonio, Serenata Guayanesa, son patrimonio intangible de Venezuela. Pero es tanta la alienación cultural, que muchos en Venezuela celebran la noche de brujas, conocida como Hallowen, pero dónde dejamos las fiestas de los Diablos Danzantes (patrimonio cultural de la humanidad) o bailar un golpe tocuyano, escuchar una gaita, un polo margariteño o visitar el museo, una galería, entre otros.
Hacemos un llamado a los entes del estado, a las escuelas, universidades, consejos comunales, medios de comunicación y colectivo en general a crear una cultura de conservación y sentido de pertenencia; de lo contrario nos quedaremos sin patrimonio que legar a nuestro hijos.
