El papa Francisco llamó el domingo a los mexicanos a resistir las tentaciones de la riqueza y la corrupción que sólo degradan a las personas.
Al celebrar una multitudinaria misa en una localidad afectada por la violencia y el crimen, el pontífice dijo que sabe que no es fácil evitar la seducción del «dinero, la fama y el poder» que pone frente a ellos el demonio y les advirtió que sólo con la fuerza que da Dios pueden enfrentarlo
«Metámoslo en la cabeza: con el demonio no se dialoga, no se puede dialogar, porque nos va a ganar siempre», dijo el papa al improvisar en una parte de su homilía.
«Solamente la fuerza de la palabra de Dios lo puede derrotar», aseguró.
Francisco ofició el domingo la que se espera sea la misa más multitudinaria de su visita a México en la municipalidad de Ecatepec, la más poblada del país y que en los últimos años ha registrado un incremento de la violencia, en especial contra las mujeres.
Un día después de arremeter contra el narcotráfico y la corrupción, el papa criticó a quienes se adueñan de la riqueza destinada a todos.
Esa, dijo, «riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos».
La misa del domingo se realiza en un campo de un centro educativo que se estima tiene una capacidad para cerca de 400.000 personas. En el lugar se acondicionó un altar con una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Francisco salió a pie la mañana del domingo de la Nunciatura apostólica de la capital y dedicó unos minutos a saludar y bendecir a la gente que lo aguardaba, sobre todo mujeres, niños y enfermos. Luego volvió a la residencia y abordó el papamóvil.
Antes de llegar a un campo militar para ser trasladado en helicóptero hacia Ecatepec, el papamóvil hizo una parada frente a un grupo de religiosas que emocionadas le obsequiaron un ramo de rosas blancas.
En Ecatepec, con más de 1,6 millón de habitantes, varias pantallas gigantes fueron colocadas a lo largo del camino para seguir minuto a minuto el traslado del papa.
«Viene a Ecatepec porque aquí lo necesitamos: han aumentado mucho los secuestros, los robos y la droga, y trae su aliento», dijo Ignacia Godínez, un ama de casa de 56 años. «Su mensaje llegará a quien lo necesita, para que sepan que somos más los buenos que los malos».
Junto a ella, su hija Alejandra Gallardo, de 23 años, dijo que le gusta que el papa sea una persona que «no anda con rodeos, sino que enfrenta los asuntos de forma directa y sin palabras bonitas».
Ecatepec, en el Estado de México, es una de las localidades más pobladas del país que contrasta por tener zonas con alta pobreza y otras más prósperas, además de zonas industriales. En los últimos años, la inseguridad se ha incrementado y se ha traducido en homicidios y desapariciones.
Las mujeres son uno de los grupos más vulnerables y según el Observatorio Nacional del Feminicidio, por lo menos 1.554 desaparecieron desde 2005 sólo en el estado de México. El gobierno lanzó una alerta de género por estos crímenes en 11 localidades del estado.
«El papa no va a cambiar las cosas, pero al menos tocará el corazón de quienes hacen daño e intentan destruir el país», dijo Graciela Elizalde, una indígena mazahua de 35 años, que llegó desde las seis de la tarde del sábado para asistir a la misa.
«Él es mensajero de la paz porque precisamente eso es lo que necesita México, no sólo Ecatepec», dijo.