El parque El Cardenalito del Este representa una ventana abierta para quienes llegan a Barquisimeto procedentes del centro del país, pero durante los últimos años ha venido perdiendo sus atractivos por la falta del debido mantenimiento.
De eso se puede percatar cualquiera que se dirija a la ciudad cuando observa que la grama que pendía de la pequeña montaña al lado norte perdió hace tiempo su verdor y apenas quedan grises hierbas nada atractivas.
Anteriormente, de acuerdo a personas que le visitaban frecuentemente, existía un sistema de riego, aparentemente por goteo, que permitía alimentar de agua toda la extensión inmediata a la capa asfáltica.
Ahora sólo se pueden observar trozos de mangueras dispersas que no cumplen ninguna función pues de agua, y no precisamente por El Niño, no hay nada.
A eso hay que agregarle que los chaguaramos y otras plantas allí sembradas se están secando por la misma causa, situación que el visitante se percata rápidamente.
En cuanto a las lámparas, la acción del hampa ha sido fatal, de acuerdo a lo que se observa.
La mayoría de los postes carecen de las luminarias por completo o están parcialmente destrozadas, lo que hace que el paseo, al menos en la parte baja, hacia la autopista, se encuentre en tinieblas en horas de la noche.
Hasta hace algún tiempo el parque disponía de un puesto policial desde el cual se mantenía cierta vigilancia sobre la zona, pero a alguien se le ocurrió pensar que era innecesario y lo eliminó, dejando a los visitantes sin protección alguna.
Desde la alcaldía de Iribarren sólo se preocupan por la parte alta del parque, que sí dispone de sistema de riego para mantener las áreas verdes, así como la sala de ejercicios, pero los usuarios consideran necesario que el mantenmiento debe ser total, también la zona inmediata a la autopista, que es la que ven quienes llegan a Barquisimeto procedente del centro del país.
Se espera que entre los planes de Humberto Agudo como nuevo director de Servicios Comunitarios esté la recuperación de los dos parques Cardenalitos, tanto del este como del oeste, porque esté último se encuentra en peores condiciones, sin sistemas de riego, vigilancia, juegos infantiles y una fuente de la que no brota una gota de agua desde hace mucho tiempo.