Eduardo Fernández: Al país no le conviene un conflicto de poderes

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Este conflicto de poderes es lo que menos le conviene al país en este momento, dice Eduardo Fernández, presidente del Centro Inernacional de Formación Arístides Calvani (Fedec). “El tigre” anda en una cruzada de paz y dice sentirse “guapo y apoyao” por el Papa Francisco.

.¿Cómo es eso?

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Entonces, Fernández, saca a relucir su folleto “Frente al 2016” y lee el mensaje del Pontífice dirigido a los venezolanos: “los aliento a reanudar un camino común por el bien del país, reabriendo espacios de encuentro y de diálogo sincero y constructivo”.

“Eso es lo que estoy haciendo yo” asienta en su visita a EL IMPULSO, para conversar con el director de este diario, arquitecto Juan Manuel Carmona.

“Me dirán que soy ingenuo. Pero, Venezuela ya no soporta más estos 17 años de confrontación política e inútil”.

No seguir en distracciones La situación económica y social es extremadamente grave, manifiesta. Distraernos en discusiones políticas e institucionales es perder el foco, el cual debe estar en comida, medicinas, agua, electricidad, gas doméstico, repuestos para vehículos y equipos de trabajo, insumos para los hospitales, empleos bien remunerados, ingresos. Eso es lo que los ciudadanos están reclamando tanto al gobierno como a los líderes de la alternativa democrática.

Y eso fue la que la inmensa mayoría ciudadana dio a conocer el 6 de diciembre de 2015 y protestó contra un gobierno que no resuelve los problemas que he mencionado.

Votamos a favor de una fórmula para pedirle que ayudara a resolver esos problemas. No hay cosa más urgente y prioritaria que resolver toda esa serie de calamidades.

Para llegar a EL IMPULSO, refiere, pasé por la avenida Los Leones, donde está un supermecado y vi una inmensa cola de gente llevando sol para comprar uno o dos artículos que necesita. Esa es una humillación. En cualquier país del mundo hay mercados bien provistos, donde se pueden comprar sin dificultad los productos esenciales. Entonces, ¿por qué Venezuela está sometida a esta situación?

Tienes razón, pero vas preso.

¿A quién se le hace caso ante una decisión tomada por la Sala Constitucional que ha declarado vigente el decreto de emergencia económica del gobierno, rechazado por la Asamblea Nacional por considerar que agrava la crisis?

-Hay que ser muy realistas y pragmáticos. La decisión del Tribunal Supremo Judicial está respaldada por el Poder Ejecutivo, que tiene el monopolio de la Fuerza Armada. Creo que con eso basta para entender lo que está pasando. La razón está del lado de la Asamblea, pero el Tribunal Supremo y el Ejecutivo, tienen la fuerza.

.¿Cómo verían esa decisión en el exterior?

-En ese ámbito habrá condena al atropello que están cometiendo el gobierno y el Supremo. Una vez más la opinión de los juristas más distinguidos y los tribunales más exigentes le van a conceder la razón a los legisladores venezolanos y a quienes pensamos como éstos. Pero, lo que prevalece aquí adentro es lo que dice el Tribunal. Es una violación descarada a la Constitución, una usurpación de funciones a la Asamblea. Al TSJ le corresponde es hacer respetar la Constitución y no permitir lo que está fuera de ella. Pero, la aplicabilidad política le corresponde al Poder Legislativo. Estamos en una situación muy crítica y delicada.

-¿Qué puede pensar el ciudadano de a pie al ver que la Asamblea Nacional no puede frenar al Ejecutivo?

-Estamos en presencia de un problema de exageradas expectativas. El ciudadano sufragó en el entendido que con su voto fueran resueltos no problemas jurídicos e institucionales, sino los que tiene a diario. Lo que se estaba eligiendo era el órgano legislativo del Poder Público. Si nosotros tuviéramos un régimen parlamentario, ese día habría cambiado el gobierno. Nosotros tenemos un sistema mixto con un acento muy presidencialista. El ciudadano puede decir: yo voté para que me resolvieran los problemas.

Pero pasa un mes o más y empieza a preocuparse. Es por eso que estoy presentando cuatro propuestas para enfrentar la crisis que nos afecta a todos

Ni lo uno ni lo otro

-¿Qué opina de la propuesta de Henrique Capriles: ir simultáneamente a la Constituyente y al revocatorio del mandato del Presidente Nicolás Maduro?

-Ni la Constituyente, ni el revocatorio son el cambio de una vez. Los dos procedimientos requieren mucho tiempo. Mucho forcejeo. Mucha confrontación. Es mentira que salimos del Presidente mañana si tomamos el camino del revocatorio. Ese es un proceso larguísimo. Ya lo intentamos una vez. Y el de la Constituyente también es muy largo. Además, la Constituyente no es para sacar al Presidente, sino para hacer una nueva Constitución…y ya hemos hecho demasiadas.

La resolución del problema tiene que ser mañana. Y por eso yo digo no ocho meses, un año, dos años para hacer una Constituyente o el revocatorio. Es demasiado tiempo. Además el país no aguanta ni más tiempo, ni más confrontación.

-¿Y qué puede venir, un estallido social?

-Para prevenirlo debe hacerse un gobierno nuevo, ya. Y que ese gobierno nuevo debería convocarlo el propio Maduro o, en su defecto, que tome él la decisión de poner su cargo a la orden.

-¿Y asi estamos listos?

-No. Con esa decisiónc no vamos tampoco a resolver el problema.

-¿Entonces?

-Sii el Presidente renunciara se tiene que elegir un nuevo presidente en el lapso de un mes. ¡ojalá la oposición pudiera ponerse de acuerdo en un solo candidato y tener un equipo que tome las decisiones que hay que tomar!

El cuento del tiempo

-Para sacar el país de su estancamiento se requiere tiempo, le comenta el arquitecto Carmona. Dicen los productores que para estabilizar cinco rubros se necesitan por lo menos tres años

Éntonces, ¿que me recomienda? Hace treinta años yo propuse que la solución de todos los problemas era la educación.

Y me dijeron que eso tomaba mucho tiempo. Si me hubieran atendido en esa ocasión, estaríamos en una situación muy distinta a la que estamos ahora. Cuando digo que hay que reactivar el aparato productivo me insiste en lo mismo. Al parecer, no hay que hacer nada.

-¿Cómo se reactivaría?

– En primer lugar, promoviendo inversiones. Me imagino que ya brincarán y preguntarán: ¿Cómo? Pues, dando garantías de vigencia del Estado de Derecho. Y por eso comienzo por el primer punto: pleno respeto al Estado de Derecho. Debo reconocer que el sector privado ha sido sistemáticamente destruido en Venezuela. Son muy pocos los héroes como por ejemplo EL IMPULSO, que ha logrado sobrevivir. Porque ha habido un empeño de acabar con la empresa privada.

-Hemos sobrevivido sin ponernos al servicio del régimen.

-Con mucha dignidad y con independencia. La fábrica de billetes Y volviendo a la reactivación económica, observa Eduardo Fernández, hay que reconocer que necesitamos dólares. El problema de Venezuela no es de bolívares, El gobierno tiene más bien excesos de millares de bolívares, además de contar con una maquinita para fabricarlos rápidamente. Y requerimos de dólares porque la comida la tenemos que traerla de afuera, porque como el régimen acabó con la producción interna hay que adquirirla de otros países. El ejemplo más patético es el pabellón y lo he comentado con el Dr. Jesús Alberto Jiménez Peraza, extraordinario abogado y ex juez larense, a quien conozco desde hace muchísimos años. Resulta que para prepararlo, la carne mechada es traida de Brasil, las caraotas son importadas de Nicaragua, el arroz lo traen de Ecuador y hasta el plato donde se coloca es de China. Apenas aqui se consigue el plátano para hacer las tajadas.

El dinero mal habido sin retorno

-Cuando habla de dólares, ¿Qué opina del proyecto de ley que había hecho Copei para la repatriación de capitales? Por ahí ha surgido un comentario de que con el diez por ciento de esos capitales se podría reactivar la economía.

-En esta misma casa, en una reunión con la Red de Instituciones Larenses, yo dije: basta con que regrese el veinte por ciento para lograr ese objetivo. Ese porcentaje de capitales venezolanos, algunos bien habido y otros mal habidos, no van a regresar bajo amenazas. -Estamos hablando de los que se llevaron mal habidos…

-Esos será difícil traerlos. Ojalá se pudiera. Pero, estoy hablando de los bien habidos. Con que viniera un porcentaje, se reactivaría la economía. Pero, para que eso ocurra hay que atraerlos mediante las garantías plenas en el marco del Estado de Derecho como funciona en los países que tienen éxitos económicos. No puede haber más expropiaciones, las cuales deben revertirse. Tiene que privatizarse buena parte de las empresas que están en manos del Estado y las cuales lo único que hacen es producirle pérdidas al país. Tienen que acabarse los dogmas según los cuales hay empresas básicas que tienen que estar en manos del Estado.

Los modelos diferentes

La guerra fría se libró entre una potencia, la Unión Soviética, que era dueña de todo y los Estados Unidos, que no es dueño de nada. Ni de una compañía petrolera, ni de una siderúgica, ni petroquímica, ni de un hotel, ni de un banco, ni de una venta de perros calientes. Pero, la economía norteamericana funciona y por cierto está más exitosa que la venezolana y que de los demás países donde el Estado se empeñó en intervenir en cosas que no le corresponden.

El médico recomendado

-¿La situación económica venezolana no es preocupante para la comunidad internacional?

-La nación es miembro de las Naciones Unidas y este organismo tiene facultades para ayudar a los países que están en situación crítica. Somos miembros de la OEA. Igualmente del Banco Mundial y del Fondo Internacional. Por cierto en el FMI hay la posibilidad de conseguir los dólares que se necesitan.

-Pero, pone condiciones.

-Déjame decirte que a mí me gustan más las condiciones que los dólares. Porque nos obligarían a enseriarnos.

-Sin embargo, ya el gobierno ha dicho que no recurrirá a ese Fondo.

-Ese es el mismo problema de alguien que sea muy orgulloso. Se enferma y no quiere ir al hospital porque no reconoce que está padeciendo una enfermedad.

La economía venezolana está enferma. Tiene que ir al hospital y ese es el Fondo Monetario Internacional.

Las propuestas frente a la crisis

Eduardo Fernández, en forma sintética, expone sus cuatro propuestas frente a la crisis que vive el país:

La primera es política. Sustituyamos la cultura de la confrontación por la cultura del diálogo y de la búsqueda de acuerdos. El país se está deteriorando como consecuencia de esa pelea que comenzó a generar el gobierno desde su comienzo. Y no me cansaré de insistirle a Maduro y a quien me quiera oir que lo que hay es dialogar. Porque lo que está en juego es el interés nacional. Somos 30 millones de venezolanos los que estamos pagando las consecuencias de que durante 17 años haya prevalecido la cultura de la confrontación.

Tenemos que fortalecer el Estado de Derecho, la independencia y autonomía de las diferentes ramas del poder político, el fortalecimiento de la descentralización efectiva, el desmontaje de la hipertrofia centralista del poder presidencia, el empoderamiento de las comunidades.

El segundo punto es la reactivación de la producción nacional y el empleo. Queremos un desarrollo económico afincado en eficiencia y equidad. Una economía abierta al servicio de las personas. En el modelo actual la palabra clave es control y en el que presentamos es confianza. Proponemos el Estado de Derecho en general y del derecho a la propiedad en particular.

El tercero es desarrollar un amplio programa social. El combate a la pobreza debe ser prioridad nacional por tres razones: 1) Porque es intolerable desde el punto de vista moral. 2) Porque es un obstáculo para el desarrollo económico. y 3) Porque hace imposible la convivencia democrática.

Y el cuarto es la reconciliación nacional. Significa respetarnos y reconocernos como sociedad y como pueblo. La dinámica democrática se cumple en un juego de coincidencias y divergencias, consensos y desacuerdos procesados a través del diálogo, y ejercidas en todas las instancias de la vida pública.

Este plan nos impulsará como país.

 

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