No hay mayor Poder Popular en Venezuela que los ocho millones de compatriotas que votaron por el cambio y la Unidad Democrática. ¡Ocho millones! quienes como hemos reseñado aquí varias veces, enfrentaron, superaron y derrotaron todas las ventajas habidas y por haber, resistieron con coraje a tantas amenazas y abusos. Ganamos, pues, con las reglas que impuso el Psuv a través de su CNE, y con ausencia de garantías que permitió al régimen hacer campaña electoral como siempre la ha hecho en estos 17 años: Usando el dinero, los bienes y los medios de comunicación del Estado que debieran ser abiertos a todas las corrientes políticas sin discriminación alguna. Ganamos a pesar de tener dirigentes de la Unidad presos, a pesar de que nos inhabilitaron candidatos, a pesar de que se robaron judicialmente partidos políticos que integraban la MUD, a pesar de que pretendieron engañar al país creando una tarjeta que clonaba a la tarjeta de la Unidad y la colocaron al lado de la nuestra para hacer fraude al elector. En esas condiciones ganamos – ¡Y por arrase! – destruyendo el mito de la invencibilidad del Psuv. El David civilista derrumbó con ocho millones de votos al Goliat del ventajismo militarista-despótico. Y, aún así, pretenden seguir hablando en nombre del pueblo y de un supuesto poder popular…
Habría que agregar, además, que la Unidad ganó no obstante el cerco del latifundio mediático del régimen, los controlados y los que compraron sus capitales boliburgueses. Quedaban tan solo ventanitas para romper el cerco de censura y ultraventajismo y contra todo eso el pueblo derrotó abrumadoramente al continuismo corrupto el 6D. A pesar de más de un millón de compatriotas en el exterior que no pudieron votar. Es decir, la ventaja habría sido mucho mayor y los diputados más de 112. Anotemos otra: ese triunfo popular en avalancha ocurrió a pesar una gigantesca operación de regaladera. El régimen pensó que podía comprar votos poniendo a sus candidatos a repartir bolsas de comida, taxis, tabletas, supuestas adjudicaciones de vivienda – casi todas eran listas o promesas – e inaugurando obras públicas, casi todas mal hechas e inconclusas. La más gigantesca operación corrupta de comprar votos fracasó ante la determinación de cambio del verdadero Poder Popular, el pueblo venezolano que respondió el 6D castigando al Madurocabellismo. De ese tamaño fue la victoria popular que el régimen hoy pretende desconocer con maniobras leguleyas y golpes judiciales, atrincherado como está en el TSJ contra la AN y el voto del soberano.
Luego, Poder Popular no son los grupitos de un sector del Psuv que se auto atribuyen “ser el pueblo” y perdieron con los candidatos de la MUD en casi todos los circuitos del país, incluyendo lugares tan emblemáticos y populares como Catia, Petare y 23 de Enero en Caracas, así como la Parroquia Juan de Villegas en Barquisimeto.
A los camaradas hay que recordarles que además del 4F existe el 6D. Cuando ocho millones de venezolanos se expresaron a favor del cambio, conquistando los dos tercios de la AN, una mayoría que nunca logró el Psuv ni en sus mejores tiempos. También son parte del Poder Popular los 600 mil electores que votaron nulo – en Venezuela no existe la opción de votar en blanco – algunos porque se equivocan en el manejo de las máquinas y otras porque habiendo estado con “el proceso” querían castigar al ineptocrático gobierno y sus jefes corruptos absteniéndose, pero al ser brutalmente amenazados con despidos y retaliaciones optaron por votar nulo para no ser identificados al quedar registrada su ausencia en el cuaderno electoral. El 6D habló el Poder Popular venezolano.
