Ningún sector ha sido beneficiado en 13 años de control de precios

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El 2015 fue un año económicamente comprometido si se aprecian el alza inflacionaria y los elevados niveles de escasez en productos básicos.  A pesar de que economistas y representantes de sectores productivos han acordado en señalar que para  recuperar la economía, el país requiere de la abolición de los controles y  garantías de producción, el Ejecutivo  nacional, reafirma con cada medida su modelo de gobierno.

Hoy, 11 de febrero, se cumplen  13 años de la publicación en Gaceta Oficial Nº 37.629,  de los primeros precios máximos de venta y aunque el propósito de una medida como el control de precios haya sido evitar la fuga de capital al exterior, impedir la disminución de las reservas, soslayar el aumento de precios y defender la estabilidad del bolívar como moneda nacional, pareciera que los resultados han sido contrarios.

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Sobre este respecto fueron consultados especialistas como  Luis Oliveros, economista y docente  de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien calificó el control de precios como “un fracaso”, justificado en el Paro Petrolero (2002-2003).

“Hoy Venezuela está cercana a un proceso hiperinflacionario y con este control ha ocurrido todo lo contrario a lo planteado”, indicó.

Por su parte,  Cipriana Ramos, presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomerio) insistió en la necesidad de una derogatoria del control. “Para lo único que ha servido en control de precios ha sido para tener menos productos en los anaqueles”.

A esto sumó que, en la actualidad, cuando los productos deben ser marcados con el precio, el sector registra escaza utilidad, insignificante con respecto a su estructura de costos,  por lo cual algunos deciden no venderlo. “Al regalar la bolsa al comerciante se le está volviendo costoso mantener la mercancía en anaqueles”, afirmó.

Como “un desastre que ha generado más mercados negros y escasez”, describió Álvaro Entralgo, presidente de la Cámara de Comercio de Lara,  el control de precios. Apuntó que como sector comercial no están en desacuerdo con que algunos productos  sean sometidos a marcaje de precios. Sin embargo,  cuando estos no se ajustan a los costos de producción y a la realidad económica, se convierten en grandes traba.

“El ciudadano tampoco se ha podido favorecerse con estos controles, porque han traído más escasez, ya que han generado una caída en la producción del país”, comentó  Entralgo, quien afirmó que en ninguna economía un empresario estaría dispuesto a producir a pérdidas.

A esto sumó la fuerte fiscalización  a la cual ha sido sometido el sector, lo que a su vez ha ocasionado que  muchos comerciantes abandonen la actividad.

“Está claramente demostrado que esos controles no  han funcionado, al igual que el control de cambio, que también limita la producción en el país”.

No existió justificación

Al consultar si la medida era justificada al momento de su aplicación, y como consecuencia del paro petrolero, Oliveros  negó que existan  situaciones en las que sea necesario el control de precios, ya que no sólo atenta  contra los principios económicos, razón por la cual ocasiona múltiples problemas, sino también porque la  historia del país ha demostrado que estas decisiones   redundan en desincentivos a la  producción, además de importantes  caídas en  el bienestar de la población.

Subrayó que Venezuela cuenta con varias experiencias de controles de este tipo, como la de Jaime Lusinchi (1984-1989), todas ellas fallidas, razón por la cual un control sigue sin ser justificado.

Aunque el gobierno señaló en aquel entonces que la medida era temporal, esta se ha extendido por  más de una década.

Por su parte, Ramos comentó que “todos los controles cuando se  convierten en interminables son perniciosos”.

Ataque al sector privado

Oliveros manifestó que este control fue el medio para que el Gobierno  “atacara”  la producción nacional. “Los llevó a una merma de producción al colocarles precios por debajo de sus costos y les dijo que les daría dólares más baratos para la importación”, promesa que ahora no se puede cumplir por la caída en el precio del barril de petróleo.

Sobre  el contrabando de extracción de productos a precio regulado, Entralgo señaló que este ha sido ocasionado por “precios irrisorios” que hacen que la producción de Venezuela, o lo importado a dólar preferencial, sea “barato”. Es un sistema que genera vicios, manifestó.

Medidas profundas

Sobre si la simple y directa abolición del control de precios permitiría al país salir de su actual crisis, Oliveros  explicó  no se trata de una, sino de varias políticas que se deben tomar. Es preciso tener presente  que “pañitos calientes como aumentar la gasolina o desmontar  uno de los controles no es suficiente… Se requiere de un programa coherente de estabilización  económica, el cual genere confianza”.

Detalló que se deben fortalecer las instituciones, desmontar los controles, racionalizar el gasto público,  aumentar la gasolina y usar esos recursos para las personas más necesitadas, y otro conjunto de medidas que resultan de la lógica económica.

Enfatizó que las políticas que se requiere tomar ya están claramente expuestas, porque existe un consenso por parte de los economistas.

En opinión de Entralgo, bajo las actuales circunstancias, estos  controles deben ser desmontados de manera paulatina,  mientras se estabiliza la economía y se logra que sea el mercado el que fije el precio, tal y como ocurría anteriormente.

Subrayó que al existir una mayor producción los precios cederán.

La representante del sector comercio acotó que la propuesta de control de precios y sus posteriores reformas a la ley han sido  rechazadas por Consecomercio  y Fedecamaras.  Sostiene que esta ley debe ser derogada o impugnada, bien sea por la Asamblea Nacional (AN) o el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) por ser  perniciosa  para el comercio y en especial para el productor,  quien deja de producir si los costos no coinciden con lo establecido en la providencia y  en la Ley de Precios Justos.

También afectadas

Acotó que las plantas nacionalizadas o expropiadas, también se vieron afectadas por esta medida, razón por la cual trabajan con presupuestos otorgados por   el gobierno y no recursos obtenidos por la misma planta.  Esto ocasionó que, con la caída de los precios del petróleo, el gobierno ya no contara con fondos para mantener dichas  producciones, razón por la cual registran paralizaciones parciales o totales de su producción, próximas a la quiebra.

Entralgo considera entonces conveniente que se entreguen estas plantas y tierras a sus antiguos dueños, quienes sepan producir y  generen sus propios recursos.

 

 

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