El estado de excepción decretado por el Ejecutivo nacional en la frontera con Colombia debió haber finalizado el 21 de diciembre del año pasado, pero no es así.
En la zona se mantienen los militares y los problemas no han sido resueltos, pues, persiste el contrabando de gasolina y de alimentos hacia Colombia, según informa Arturo Molina, dirigente independiente de oposición, quien reside en San Cristóbal y se ha comunicado con la Redacción de EL IMPULSO.
El Gobierno nacional ha hecho caso omiso al llamado que le hizo la Asamblea Nacional para que pusiera fin a la medida que cerró la frontera y ha ocasionado pérdidas económicas al estado Táchira, ya que se ha impedido que se restablezcan las relaciones comerciales entre el vecino país y el nuestro.
Con el estado de excepción son escasos los permisos que se están concediendo para que personas enfermas puedan ser tratadas en Colombia, ya que la falta de medicamentos y tratamientos en el Táchira hace que esos pacientes sufran cuando no pueden viajar a los sitios que les ofrecen resolver sus males.
Pero, lo que más preocupa es que la medida del cierre fue para combatir el contrabando, los paramilitares y otros asuntos inherentes al corredor fronterizo.
El contrabando no ha podido ser frenado, dijo Molina. Incluso, las trochas que ahora aumentaron se encuentran bajo el control de los militares. Por esas vías siguen fluyendo los alimentos y la gasolina.
En cuanto a los paramilitares no es un secreto que los grupos armados de Colombia han tenido su aliviadero en Venezuela desde hace ya varios años.
En el Táchira hay un régimen militar que se mantiene desde que fue decretado el estado de excepción, pero si buscamos resultados positivos, no los encontramos, motivo por el cual ya el gobierno nacional debe acabar con las medidas que adoptó bajo pretextos que nunca tuvieron valor para la población no sólo de la entidad federal sino de los propios colombianos.
Las mafias hacen y deshacen porque las mismas no respetan leyes, ni normas, manifestó Molina. No entendemos cómo el gobierno se empecina en una adopción de políticas que en nada benefician a la población y los problemas siguen en la zona.