El sol se hizo presente en Mérida durante la fiesta y los turistas que anualmente visitan la ciudad le agradecieron el gesto al Astro Rey. Esta vez la Feria anual tuvo el éxito deseado por sus organizadores, aunque se esperaba una mayor concurrencia, cosa que no sucedió porque el festivo emeritense se pegó al de San Cristóbal reduciendo la movilidad de la gente.
Como pueden suponer, la mala situación económica del país también contribuyó a las ausencias, aunque los contratiempos que anotamos fueron reemplazados por la gentileza de los anfitriones. Recuérdese que por algo han calificado a Mérida como la Ciudad de los Caballeros. Le agregaría también la ciudad de las mujeres bellas que lucen sus mejores galas para estar a tono con la celebración. Otro de los valores agregados a la Feria tiene que ver con la Universidad. Miles de jóvenes se mueven como hormigas en una ciudad que, lamentablemente, tuvo un crecimiento demográfico no controlado. Sus pequeñas calles y viaductos se quedaron pequeñas provocando un endemoniado tráfico de vehículos muy al estilo de las grandes capitales venezolanas. Circular por el centro en un vía crucis obligado y desesperante. Las motocicletas, las grandes invasoras urbanas, han tomado por asalto las avenidas, y ya podrán imaginarse el colapso vehicular. Un amigo que vive aquí se lamenta de lo anárquico de la circulación, y aboga para que las autoridades puedan rescatar, aunque que sea un poco el encanto que siempre tuvo Mérida para el turista. El asunto es que muchos piensan que es imposible detener el progreso, por lo cual siempre existirán los depredadores del medio ambiente y a los que le gusta cambiar la vegetación por las moles de concreto. Mérida no ha sido la excepción.
Lo que si llama la atención del visitante es la cantidad de nuevas edificaciones que se han hecho en la ciudad. Hay una demanda masiva de viviendas. Los fuereños han llegado en cantidades y han ocupado los espacios disponibles para la recreación de los ciudadanos. Hay menos construcciones de parques y plazas y han aumentado sustancialmente las soluciones multifamiliares. Una persona vinculada a este mercado me asegura que el metro cuadrado de construcción ya anda por los mil dólares y se ya se imaginarán los lectores el precio total de un inmueble cuando lo estimamos en bolívares. Mérida tiene actualmente una población que supera los 35.000 estudiantes, que contribuyen notablemente a la economía local. Sin embargo la manutención de los universitarios tiene un costo para los padres de esos bachilleres de casi 5.000 mensuales. Esas cifras me recuerdan que mi padre le enviaba a un hijo suyo apenas 200 bolívares mensuales y les alcanzaba para pagar una residencia, almuerzo y cena y además, lavado de la ropa. ¿Pueden creer que eso fue en la década de los 70?. Otro dato importante: en los últimos años se han levantado en Mérida cinco enormes centros comerciales que dejan pálido a Barquisimeto. El Rodeo es el más grande, pero el de mayor afluencia de público es el CC El Milenio, ubicado en la zona más exclusiva de la ciudad. En cuanto a la movilidad, el sistema de transporte masivo, también llamado “el trole” no ha logrado disminuir el problema de congestionamiento. El 90 por ciento del recorrido de los articulados solo lo hace por las zonas donde tiene un mínimo de uso. En cambio no sirve a los barrios más populares.
LA Feria Taurina, una de las grandes atracciones para el turista que viene a Mérida en esta fecha se va satisfecho con la organización del festejo y la presencia de un maestro como Enrique Ponce, quien tenía años de ausencia. Su actuación no dejó ninguna duda de su virtuosismo como ejecutante. En esta feria hubo buenos toreros y pésimos toros. Los primeros se esforzaron en ofrecer un correcto espectáculo a la concurrencia de la plaza “Román Eduardo Sandia”, construida hace ya más de 40 años y que ha lucido de nuevo sus galas. Los aficionados no se han querido perder ninguna corrida en el entendido de que no todas las tardes son de gloria porque hay que asistir a todas para poder disfrutar de una donde se conjuguen lo mejor del arte taurómaco. Sin embargo, la empresa tendrá que tener más cuidado en la selección de las ganaderías a lidiar para garantizar el éxito del festejo, aunque ya sabemos que en los toros la última palabra se escribe al final de cada jornada y no antes. La corrida de “No hay entradas” se registró el día sábado y Alejandro Talavante fue el encargado de devolvernos con creces lo que pagamos por estar allí esa inolvidable tarde. Cuando esta columna llegue a la redacción la Feria del Sol habrá bajado el telón con muchas luces y pocas sombras. Es que Mérida nunca nos deja insatisfecho y nos obliga a la promesa de regresar para el año próximo a volver a disfrutar de todo el encanto que tiene para ofrecer.