“La crisis en el abastecimiento de agua potable en Venezuela obedece a una deficiente administración y al manejo inadecuado del servicio, y no como consecuencia del fenómeno de El Niño”.
El señalamiento corresponde a la ingeniera hidrometeoróloga Ángela González, quien fuera gerente de Planificación de Hidroven y sus empresas filiales, al refutar argumentos esgrimidos por el gobierno nacional en torno a tal crisis.
“Culpar a El Niño del problema es como responsabilizar a la ‘guerra económica’ del caos que atraviesa el país. Venezuela es la nación andina que menor influencia recibe de ese fenómeno, toda vez que nuestro sistema climático es el que menor dependencia tiene del océano Pacífico”, afirmó la especialista en un documento en el que analiza en profundidad la grave crisis de desabastecimiento de agua que sufre el país.
Con base en un estudio elaborado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), la especialista, quien también es asesora del Banco Interamericano de Desarrollo, manifestó que el citado evento pareciera afectar a Venezuela, primordialmente, en la temporada seca.
“El Niño tiene su máxima repercusión entre diciembre y abril, haciendo ese lapso más cálido y árido que en condiciones normales e, inclusive, afectando el inicio de la temporada lluviosa, pero matizado por factores tales como la temperatura del océano Atlántico, la circulación atmosférica en altura y otros elementos”, sostiene.
“Además, encontramos que El Niño no perjudica de manera similar a todo el territorio: hacia occidente se vincula más con fechas tardías de inicio de las lluvias, pero en el centro norte y oriente –Llanos Centrales y Orientales y Cordillera de la Costa– no se observa un patrón categórico sino variable”, dijo, al insistir en que el análisis en cuestión, al menos, en lo que respecta a Venezuela, no deriva en consecuencias “demasiado extremas”, resultando muy difícil diferenciarlas de las propias de la variabilidad “normal” del clima.
Sequía no es permanente
La declarante objetó, asimismo, que, tal cual atribuye el Ejecutivo, las dificultades confrontadas con el servicio de agua procedan de tres años continuos de sequía, aclarando que los mapas del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh), que es un ente gubernamental, revelan que entre mayo de 2014 y abril de 2015 hubo normalidad con respecto a los promedios en las áreas de influencia de los embalses que alimentan a los grandes sistemas de abastecimiento, salvo en el estado Táchira.
“En septiembre y octubre de 2014 hubo un ligero incremento en las precipitaciones que contribuyó a la disminución del déficit en algunas regiones, llevándolo del rango ‘extremadamente seco’ al ‘cercano a lo normal’, en noviembre en casi todo el país.
Posteriormente, en diciembre de 2014 se redujo considerablemente la sequía a excepción de la zona costera oriental e insular (Cumaná, Güiria Porlamar); El Vigía, en Mérida; y Kavanayen en la Cuenca del Caroní, en Bolívar”, leyó la diplomada del portal del Inameh, en la sección Índice Estandarizado de Precipitación (SPI, por sus siglas en inglés).
Especificó que de enero a marzo de 2015 – cuando las precipitaciones son relativamente bajas comparándolas con la temporada lluviosa – se registraron valores normales comparados con los promedios históricos de tal período.