Dicha por Lorenzo Mendoza esta frase suena lapidaria, apocalíptica. Para un empresario que sabe se juega la vida de sus empresas en Venezuela afirmar que se terminó el margen de tiempo para todo tipo de deliberación y que toca actuar con extrema urgencia para enfrentar el drama económico nacional, es algo que el mundo político y el gobierno en lo particular, deben valorar como la campanada final antes del caos.
El presidente de Empresas Polar no es un empresario que pueda darse el lujo de especular públicamente sobre escenarios futuros y aventurar opiniones para reblandecer entornos hostiles, el conoce a la perfección el rol que ocupa como líder de una empresa de alimentos que en estos tiempos de mengua representa la casi única opción de suministro de varios productos de la dieta diaria como harina de maíz, aceite, margarina, pastas, arroz, mayonesa, y otros que son irremplazables en la dieta diaria de los venezolanos.
Lo grave, gravísimo, espeluznante, tétrico, angustioso, es que el Vicepresidente de la República para asuntos económicos se estrena en el cargo apostando a la oportunidad de unos planteamientos teóricos que contienen todas las hipótesis socialistas derrotadas por la realidad y las consignas del radicalismo comunista sobre la caída del imperialismo y el capitalismo como único camino para alcanzar la felicidad de los pueblos.
En un país que entró de lleno a la hiperinflación (los precios aumentan a diario), con una caída del PIB cercana al 10%, con una deuda externa cuyos intereses no puede honrar y eso nos coloca al borde del default, sin reservas operativas en el Banco Central, con un desabastecimiento de medicinas superior al 90 por ciento y de alimentos en cifras similares, el seguir insistiendo en la aplicación del mismo esquema de ilusiones colectivistas que generaron esta mengua pavorosa es algo realmente aterrador y de ello se hace voz autorizada el empresario Lorenzo Mendoza, autorizada porque en verdad sus empresas han mantenido una posición nacionalista trabajando sin desmayo y contra un cerco de hostilidades oficialistas y también porque hace dos años expresó ante todo el país, durante una cadena de medios y el marco de un encuentro convocado por el presidente Maduro, que la salida a la crisis era producir internamente, que lo Hecho en Venezuela, era la vía para darle prosperidad a nuestra nación.
En verdad lo dicho por Lorenzo Mendoza resume el criterio de analistas políticos, expertos económicos y ciudadanos de a pie que en las colas de todos los días sienten que el margen de maniobras frente a la crisis expiró de manera absoluta y que solamente queda el tomar decisiones urgentes que eviten un caos social de inconmensurables proporciones.
Se acabó el tiempo, llegamos al llegadero, de esto nadie ni dentro ni fuera del país tiene dudas. En el único sitio donde esta verdad es convertida en una circunstancia política pasajera es en Miraflores, donde se repiten mirando una fotografía de Hugo Chávez que este estrujante presente es una simple replica del Paro Nacional que vivió el comandante eterno hace tres lustros. No entienden que se les acabó el tiempo, a ellos y a todos nosotros. Lo bueno es que adoloridos, traumados y aleccionados por las tragedias vividas, despertaremos en un amanecer donde rescataremos el orgullo de vivir en un gran país.
