Poco probable consenso para bajar niveles de producción de petróleo

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Rusia y Venezuela siguen estudiando una posible reducción coordinada de la oferta de petróleo de los países exportadores para hacer frente a la caída del crudo, aunque Moscú anunció un nuevo récord de producción.

El ministro venezolano de Petróleo, Eulogio del Pino, que viajó a Rusia antes de viajar a Catar, Irán y Arabia Saudí, se reunió con Igor Sechin, el influyente presidente de la petrolera Rosneft y cercano a Vladimir Putin.

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Según la compañía, no sólo hablaron de los proyectos de Rosneft en Venezuela sino también de «una posible cooperación para normalizar la situación del mercado mundial».

Días atrás el ministro ruso de Energía, Alexandre Novak, habló de una posible reunión de Rusia con los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), una organización de la que no forma parte, para acordar una reducción coordinada de la producción.

«En caso de interés común por una reunión entre la OPEP y los países no miembros de esta organización estamos preparados por el consenso», reafirmó el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, citado por las agencias RIA Novosti e Interfax durante una visita a Abu Dabi.

En la misma línea y a pesar del escepticismo de los expertos sobre un posible acuerdo, Novak recibió a su homólogo venezolano. Ambos hablaron de «posibles consultas con los países productores, miembros o no de la OPEP» y Novak «confirmó estar dispuesto a participar en estas consultas», indicó un comunicado del ministerio ruso de Energía.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró por su parte que está «cerca» un acuerdo entre la OPEP y los países que no son miembros del cártel para estabilizar el mercado.

Preguntado sobre las consultas, el portavoz del Kremlin Dimitri Peskov, aseguró que Moscú sigue en contacto con los países productores porque «la cuestión de inestabilidad del mercado petrolero es vital para la economía rusa».

Sin embargo el viceprimer ministro ruso Arkadi Dvorkovitch dijo que la decisión de reducir la producción en Rusia es competencia de las compañías petroleras y no del Estado.
Récord de producción

Los contactos con Venezuela coinciden con los datos publicados el martes que indican que la producción de petróleo en Rusia registró un nuevo récord en enero.

Las compañías rusas produjeron en enero 46 millones de toneladas de petróleo y condensados (hidrocarburos), una media de 18,88 millones de barriles diarios, indicó la agencia pública del sector citada por agencias rusas.

Esta cifras suponen un aumento de 1,5% con respecto a enero de 2015 y un récord desde la caída de la Unión Soviética en 1989. En los últimos meses Rusia no ha parado de aumentar su producción de petróleo en el marco de una competición entre países productores para conservar sus cuotas de mercado y así hacer frente a la caída histórica del precio del barril, la más importante en 12 años.

Los hidrocarburos representan una parte esencial de la economía rusa y cerca de la mitad de los ingresos del Estado, por lo que la caída del petróleo tiene un impacto directo.

Con agujeros en sus presupuestos

Los países productores de petróleo están tomando medidas urgentes, incluyendo recortes y privatizaciones parciales, para hacer frente a la caída brutal de los precio del crudo, que agrava día a día el déficit de sus prepuestos.

«Ya no podemos esperar más», dijo el ministro ruso de Economía, Alexei Uliukaev, que quiere compensar con privatizaciones el déficit provocado por la caída de los hidrocarburos, que significan la mitad de los ingresos de su presupuesto.

Ante esta situación «crítica», el ministro pidió poner en marcha urgentemente privatizaciones para reducir la participación del Estado en algunos grupos públicos, como la petrolera Rosneft.

La caída del precio del barril, que cotiza en torno a unos 30 dólares, obliga a los países productores a buscar otros ingresos o a reducir sus gastos. «Es una fuente de riesgo», explica a la AFP Olivier Garnier, economista del banco Société Générale.

«El déficit público se está degradando mucho. Y para mantener la paz social y los gastos en armamento, los países productores no pueden recortar su gasto público», asegura.

A mediados de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya alertó de las consecuencias de la caída de los precios. «La caída del precio del barril pone a prueba la situación presupuestaria de los países exportadores y afecta sus perspectivas de crecimiento», dijo la organización al publicar sus perspectivas económicas actualizadas.

Y, aunque en los últimos años, con precios récord, los países habían acumulado importantes reservas de cambio ahora empiezan a disminuir poco a poco.

Arabia Saudí, que como otros países del Golfo Pérsico ha tenido que aplicar medidas de austeridad, las reservas bajaron hasta 611.900 millones de dólares a finales de 2015, su nivel más bajo desde 2011, consecuencia de las retiradas masivas para compensar el déficit.

Sin embargo, según Ludovic Subran, economista en Euler Hermes, la situación todavía no es alarmante.

«Ahora mismo los países exportadores de África tienen al menos un año de reservas de cambio. Los demás todavía tienen la ayuda de instituciones internacionales», como el FMI o el Banco Mundial, dijo a la AFP.

En muchos casos el apoyo de estas instituciones supone medidas de austeridad impopulares o privatizaciones, con el riesgo de desatar conflictos sociales.

«El margen de maniobra es muy pequeño. El crecimiento sigue frenándose y los ajustes son difíciles, con austeridad y recesión», explica Christine Rifflart, autora de un reciente estudio de la OSCE sobre los países emergentes.

Es el caso de Nigeria, que está negociando un préstamo con el Banco Africano de Desarrollo y el Banco Mundial para financiar parte del déficit de 2,2 billones de nairas (unos 10.000 millones de euros) en su presupuesto para 2016.

Venezuela, con una economía en serias dificultades y cuyo presupuesto depende en un 96% de las ventas de petróleo, intenta otra vía. Su ministro del petróleo, Eulogio del Pino, empezó una gira por Rusia, Catar, Irán y Arabia Saudí para promover una estrategia conjunta de los países productores de crudo, sean o no miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo .

La caída del precio del barril no sólo afecta a los países emergentes y podría tener consecuencias también para los bancos en Canadá, que brindaron 42.000 millones de dólares canadienses en préstamos al sector de los hidrocarburos.

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