Gerardo Álvarez, economista y docente de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) precisó que en 2015 ingresaron al país, por venta de petróleo, $37 mil millones, disminuidos en un 50% en relación con 2014. En 2016 ingresarán entonces, aproximadamente, entre $20 mil y $25 mil millones máximos, de mantenerse los precios del petróleo en los niveles actuales.
La cantidad de dinero que ingresaría en 2016 sería entonces la mitad de 2015.
El año anterior, cuando se recibieron $40 mil millones, el gobierno echó mano de las reservas internacionales que disminuyeron $10 mil millones, porque requería de liquidez monetaria, entre otras razones para el pago de la deuda externa.
Pero en 2016 las necesidades de divisas son mayores. El precio del petróleo ha disminuido a un nivel histórico y los requerimientos de liquidez interna y externa son superiores que en 2015, por lo cual el pago de la deuda resulta un compromiso complejo de asumir.
Además de las responsabilidades de pago, el país deberá hacer frente a un Presupuesto Nacional, irreal y subestimado, que en términos nominales representa un monto superior al de 2015, y encarar obligaciones de importación de alimentos, para lo cual deberá disponer entre $20 mil y $ 25 mil. El monto destinado para 2015 fue de $40 mil millones.
A esto sumó que el gobierno repone, por la perdida en el valor de la gasolina, $12 mil millones anuales y deja de percibir otros $20 mil millones por el otorgamiento de petróleo a Cuba. Sin embargo, existe un compromiso ideológico heredado de la administración anterior.
Sobre los ingresos señaló que estos serán infinitamente menores a los egresos de 2016.
Otras de las medidas serían que así como en 2015, recompre los títulos de la deuda externa, cuyo valor parcial en la actualidad es del 30%. También podría disminuir las erogaciones internacionales de dinero, en divisas, tales como, las compras gubernamentales en armamento, ya que en 2016 se estiman más de $1.000 millones, solamente en equipos de aviación.
Asimismo, Venezuela estaría en la posibilidad de reducir al máximo los viáticos de los funcionarios públicos al extranjero y liquidar algunos activos internacionales, como refinerías, sin vender el oro.