Un disparo se escuchó a las 9 de la noche del jueves, por los alrededores del sector El Olvido de San Lorenzo viejo, luego de ello un silencio sepulcral. A pesar que no se sintió más bulla, ningún residente de la zona se atrevió a salir porque el lugar es bastante oscuro además que peligroso porque colinda con la Circunvalación Norte.
A las 7 de la mañana, una señora cristiana salió a trabajar y al caminar se topó con el cuerpo de Jeiber Manuel Pérez Parra, de 20 años de edad a quien de cariño llamaban “Drupy”. Se devolvió caminó más de cinco metros y tocó a la puerta de la casa de Grisenny Marchan, le daba la mala noticia que su pareja había fallecido.
La joven quien tiene 6 meses de gestación le avisó a su madre y fueron hasta el lugar para constatar la noticia y allí estaba su pareja tirado con su rostro cortado y golpeado. Además le faltaba un celular Blackberry a quien su cuñado se lo había regalado un mes antes, así mismo una cadena de plata.
Marchan no se explica que sucedió manifiesta que ella lo esperó anoche, pero él no llegó, no entiende porque estaba por esa calle cuando él nunca pasa por allí. Su cuñado cree que lo agarraron en la calle 3 y lo arrastraron hasta esa zona.
Junto al cuerpo de la víctima fatal estaba Julio Pérez, quien relataba que sospechaba que el menor de sus dos hijos consumía drogas desde que estaba en tercer año, cuando estaba en cuarto año, le pidió que dejará los estudios y se pusiera a trabajar con él en la albañilería. El joven en una oportunidad fue denunciando por las personas del Consejo Comunal, estuvo detenido tres días y ahora estaba haciendo trabajos comunitarios, precisamente la mañana del jueves fue hasta el Edificio Nacional a presentarse.
Bien difícil
Marchan confiesa que su pareja consumía marihuana, pero a raíz de que tendría su primer hijo estaba tratando de dejarla. “Dropy” tenía un año y un mes con la joven y se había encargado de criar a un niño de un año y otro de cuatro que ya tenía su pareja.
“Los padres de mis hijos me abandonaron no ven por los niños y él era quien nos daba todo lo que necesitábamos, a veces pasábamos un día entero sin comer y cuando sabía me llevaba a que su papá a comer o nos traía para hacer”, comenta Marchan quien con tan solo 20 años no le ha tocado fácil, ya es viuda con tres pequeños, además hace algún tiempo atrás atravesó por el dolor de perder a un hermano quien fue asesinado.
Hoy en día no se explica porque mataron al joven, porque asegura que no se metía con nadie.
En Cabudare
En otro hecho la tarde del jueves fue ultimado Jhoalvis Ignacio Reyes Campos (23), en la redoma de Agua Viva, en el municipio Palavecino.