La idea viene a colación tras constatar que hace 45 años se fundó en nuestro país el partido Movimiento al Socialismo (MAS). El dato revela que, a tales efectos, la primera Convención Nacional se llevó a cabo en el Club de Ciegos de Caracas, el 19 de enero de 1971.
Las ironías del destino pueden hoy aparecer asociadas a la miopía con la cual se condujo una ideología organizada para arrojar luz sobre las esperanzas de redención del pueblo venezolano. Ciertamente soportada en el reconocimiento de la ceguera con la cual, sus dirigentes, provenientes del Partido Comunista Venezolano (PCV), reconocían públicamente los efectos perversos de la política de la lucha armada, los errores cometidos al pretender “tomar el cielo por asalto “y, en consecuencia, rectificaban para “transitar el largo camino de la institucionalidad”.
Atrás quedaba la subversión del orden público, la idea de derrocar a gobiernos constitucionalmente electos y las respuestas propias del sistema ante quienes resumían esa desacertada línea partidista en la consigna: “Rómulo Renuncia”, entre otras. Guardando las distancias, cuánta diferencia con esa dirigencia, hoy, del que llegó a ser calificado con el correr de los años como uno de los baluartes de la “nueva izquierda” latinoamericana. Ante una línea similar representada por “La Salida”, ejecutada el año pasado, muchos voltearon hacia otro lado, con la complicidad que traduce irresponsabilidad frente al deber de fortalecer las instituciones. Pero la Historia no da lecciones, como suele decirse. Estas sencillamente se toman.
La trayectoria electoral, democrática e institucional que se inicia el 9 de diciembre de 1973, con un candidato independiente como José Vicente Rangel, generó bases mínimas para expectativas crecientes alrededor de un proyecto político que por primera vez encaraba abiertamente el ideal del socialismo: 4,3% de la votación, 9 diputados y 2 senadores, en el Congreso Bicameral de aquellos tiempos.
De esa época, data nuestra llegada a Barquisimeto. Con una militancia socialista a cuestas, forjada en las filas de la Juventud Comunista, por afiliación paternal, desde el bachillerato, en el Liceo Briceño Méndez, de El Tigre, (presidente del Centro de Estudiantes) primero; y luego, continuada en la UCV, en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, cuando Teodoro Petkoff, se estrenaba como profesor. Al lado de recordados amigos y compadres, fundamos el Frente de Trabajadores Socialistas de la Educación Superior. Participamos en la organización de aquel mitin de campaña que marcó un hito. (Teodoro lo reseña en su Libro: Razón y Pasión del Socialismo), donde a coro se gritaba: ¡Si Podemos! y se entonaba la letra del himno compuesta por el griego Mikis Teodorakis.
Para las elecciones presidenciales del 5 de diciembre de 1993, ya el MAS, había dado un viraje contra la política frentista y terminó apoyando en la alianza de Convergencia Nacional a Rafael Caldera. Sus principales dirigentes reclamaron su cuota de participación en el Gobierno y les fue concedida. Ya el declive era evidente. José Ignacio Cabrujas, en su magistral estilo, en el artículo “El MAS de mis tormentos”, (El país según Cabrujas), lo presagia, decepcionado, a raíz de la intervención del propio Petkoff en el Parlamento, el 4 de febrero de 1992. Esperaba un jonrón con las bases llenas…Fly al cuadro. Años más tarde, sería expulsado del partido que fundó. Otra dirigencia, otras experiencias sobrevendrían. Sin obviar el ámbito mundial. Virajes del socialismo.
