Capitalismo Lunar – Elogio de la miseria

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A algún humorista le escuche decir por estos días, que su principal competidor era el gobierno, y que cada vez le cuesta más trabajo a quienes conforman tal gremio, esto es, comediantes, contadores de chistes, payasos anima-fiestas o bufones por encargo, lograr más risas que el Presidente o muchos de sus ministros o funcionarios. Hay aquí, una gran y trágica diferencia: el comediante lo hace para vivir, sin más consecuencias que su genio o mal gusto individual. El Presidente, o un ministro, lo hacen como una demostración de su absoluta incapacidad de entender las razones de la crisis económica que padecen los venezolanos, y los efectos de su verbo, y de su acción, tienen efectos directos en la vida y cotidianidad de millones de personas. El “chiste” de un funcionario, deviene así en una burla, cuyo cinismo es en sí mismo muestra del deterioro y desvarío de nuestra institucionalidad política.

Luego de despilfarrar la mayor bonanza petrolera de nuestra historia, de alentar la corrupción como orgullosa e impune práctica de mafias boliburguesas, cívicas y militares encargadas de manejar recursos o tomar decisiones en cargos que involucran tal potestad, de persistir durante años, pese a las observaciones y alertas más variadas y calificadas, en un modelo estatizante de controles, regulaciones, restricciones y persecución a la actividad empresarial y particular, que fue creando el actual cuadro de distorsiones económicas, inflación y escasez que vive el país, el gobierno prefiere, en lugar de la enmienda o el reconocimiento del error, el cinismo. Solo así se explica su pretensión de seguir adelante, en la inercia del fracaso, con su discurso y su praxis.

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El histrionismo reciente es elocuente. La retórica oficial no deja dudas de que si en algo están seguros en el gobierno, es que todo está bien en Venezuela, que no son responsables sino víctimas. Estas perlas declarativas así lo indican: «Antes teníamos supermercados llenos y neveras vacías y hoy tenemos supermercados que se desabastecen muy rápidamente y las neveras y despensas de la ciudadanía llenos de comida”. (Lorena Fréitez, ministra de Agricultura Urbana); “No es justificable que alguien adquiera más de cinco calzados en doce meses” (ex ministro de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo y actual Diputado por el PSUV, Ricardo Molina) ; “Los índices de escasez de medicamentos no representan desabastecimiento de fármacos, sino que estos se utilizan de forma no racional (…) el objetivo es garantizar “los medicamentos que realmente son necesarios”(Luisana Melo, Ministra de Salud).

Ud. es el culpable, amigo lector. No camine tanto, trate de flotar, levite, así ahorrará suela y zapato. Ud. es la culpable, amiga lectora ¿Cómo se le ocurre enfermarse? ¿Qué es más necesario Ministra, un medicamento para un niño enfermo o un tratamiento para un paciente con cáncer? Debería darle vergüenza, a Ud., descarado compatriota, ¿Qué manía tan burguesa y capitalista es esa pretender comer tres veces al día? El hombre nuevo no come. No se enferma. No aspira mejorar ni progresar. Anda descalzo. Desnudo. Pero con una sonrisa socialista.

He allí, lo único que puede a estas horas ofrecer la “revolución”: puro elogio de la miseria.

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