Cuando Dios alertó a la humanidad y en especial a los cristianos hace mas de 2000 años, que en el tiempo del fin, que es ahora, vendrían tiempos peligrosos y se multiplicaría la aparición de personas “amadores de los deleites más que de Dios” 2 Tim. 3:4, no se equivocó. Por cuanto el hombre y en especial el cristiano, prefiere deleitarse en sus convicciones espirituales personales. No bíblicas, que sumergirse en lo que Dios enseña en su Palabra. Olvida, que toda la Santa Biblia es un gran Engranaje Espiritual.
Un engranaje es una estructura formada por un conjunto de ruedas dentadas cuyos dientes encajan entre sí, de tal manera que al girar una de ellas mueve a la otra. Si nosotros detalláramos un reloj mecánico, observaríamos un complejo sistema de engranajes, compuesto por la rueda motriz, la rueda de escape, la rueda de transmisión, la rueda de las horas y la rueda de los minutos, además de diversos piñones. La fuerza motriz suministrada por la fuente de energía se transmite por un tren de engranajes y se regula con un péndulo o un volante. Esto, al final nos muestra la hora que necesitamos saber y la manera perfecta como funciona un antiguo reloj mecánico.
Pues así, funcionan las Sagradas Escrituras. El Antiguo Testamento debe engranar de manera perfecta con el Nuevo Testamento, para darnos la hora exacta del proceso salvífico. Si no lo hacemos de esta manera, no podemos entender la perfección como Dios trazó el plan de Salvación de la humanidad. Por cuanto estudiar los textos aislados, unos de otros, solo servirá para adoptar doctrinas incompletas. Y eso es lo que está pasando con el surgimiento de tantas denominaciones cristianas. Por cuanto se han abrogado el derecho de establecer principios, sin tomar en cuenta el engranaje que existe entre el Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento.
Por ello, hay muchos cristianos viviendo en errores. Por ejemplo, en tiempos de impacto espiritual en nuestro país y nuestro Estado Lara, reflexionaremos en lo siguiente. Cuando Jesús usa el término Roca, al hablar con Pedro, donde la muerte no prevalecerá contra ella. Es el mismo término que usa Moisés y David en el pasado y nombran “la Roca de su salvación”. Por el contrario, cuando se refiere a Pedro, es pétros, que significa «canto rodado» o «piedra». Una más del montón o uno más de sus discípulos. Pero, una Pétra, donde Jesús se refiere así mismo, es una roca grande, fija, inamovible, pétros, por el contrario, es una piedra pequeña o un canto rodado. Jesús era, es y será la Pétra. Pedro entonces no podría servir de fundamento para ningún edificio y menos para la Iglesia de Dios. Jesús aquí afirma que únicamente una Pétra, o «Roca», sería suficiente. Y ese es Jehová, Dios, el mismo Jesús.
Pablo lo deja bien claro en su carta a los corintios. “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” 1 Cor. 10: 4. “Las mismas figuras, bellas y expresivas, se conservan en toda la Biblia. Muchos siglos antes que viniera Cristo, Moisés le señaló como la roca de la salvación de Israel; el salmista cantó sus loores, y le llamó «roca mía y redentor mío», «la roca de mi fortaleza», «peña más alta que yo», «mi roca y mi fortaleza», «roca de mi corazón y mi porción», «la roca de mi confianza». Elena de White. ¿Más claro? ¡Imposible! Continuará. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.