Nos sorprendió enero del 2016 sin el poeta Alfonso Jiménez. Él, que vivía para lograr esa fecha del 13 de enero, que parece haber sido su meta, pero que al final se la sustrajeron. Quien iba a imaginar que en la paz de aquel vetusto uvero que fue techo protector contra las manifestaciones del tiempo: calor, lluvia, etc., y sobre todo, bajo el cielorraso de su bien compactadas hojas, se dijeron tantas cosas para los asistentes que hacíamos un círculo bajo la Parra. Siempre presente estuvo la joven figura del maestro macerada en años, pero con su jovialidad a flor de piel y esehumorismo para decir las cosasque provocaba sonrisas, pero también profundas reflexiones.
Idos con él su humor y su fraterna cordialidad en el 2015, queda allí, en ese lugar que fue tan suyo y tan de todos: su casa, su honorable familia viviendo la continuidad de su estirpe. De la Parra, ese frondoso uvero de retorcido tallo, que permaneció siempre con él y con nosotros en esas amenas tertulias que la mentalidad de los concurrentes, en vuelos literarios o en sanas conversa, dejaron para el oído de sus hojas, de sus ramas, de sus retorcidos anclajes, de sus prolongaciones abejucadas para mantenerse altiva y callada percibiendo los baedekers de todo lo que de interés tomaba altura y emprendía el viaje más allá de los indefinidos espacios superiores.
La Parra para todos fue un recurso vivo, complaciente, de relación, de comprensión, de distinción. Solo nosotros disfrutábamosde su acogedora sombra vegetal; de su familiar enramada. Los que tuvimos la dicha de sentirla como nuestra no podríamos aceptar comparaciones con cualquiera otras sombras que no fuesen vegetales. Celebramos con todo el afecto esos momentos en los cuales para todos la Parra fuefundamental. Es nuestro deseo de gratitud para un árbol que conjugó su existencia en aquel recinto fijo de su vida con los tertuliantes y sus decires y participaciones nuestras.
Por eso, poeta, tanto fuimos para ti, como también todos nosotros familia de la Parra, de Asela, de la literatura, y de los libros. Y fuimos duramente sorprendidos porque tus propósitos estuvieron siempre muy claros. Acariciaste en mente la idea de esperar ese día 13 de enero del 2016 para celebrar con tu presencia y la nuestra tu anhelada meta de superar en vida más de un centenario. Sería, entonces para todos, el día de los poetas, de los Alfonsos. Agoreramente tu revelada programación se extinguió en un final sorpresivo. Hasta el final, las decisiones no nos pertenecen. Así siempre ha sido.
@carlosmujica928