Para los pacientes renales ser sometidos a diálisis no es un juego y dejar de recibir el tratamiento es el precio que algunos han debido pagar por el hecho de que el Servicio de Nefrología del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda (Hcuamp), no cuente con las condiciones de higiene e infraestructura óptima para su adecuado funcionamiento.
Aguas negras y alta contaminación son comunes en la Unidad de Diálisis, en donde el temor de los pacientes por contraer una infección es cada vez mayor. Como “el servicio de nadie” han denominado los trabajadores a su área laboral, pues son pocos quienes se preocupan por la situación del servicio que diariamente atiende a 18 pacientes.
Los problemas de Nefrología se remontan al 2007, año en el cual Luis Reyes Reyes era gobernador del estado Lara y Linda Amaro directora del Hcuamp y se decidió remodelar el espacio destinado para las labores nefrológicas, asegurando que se trataba de una modernización en el servicio el cual pasaría a contar con nuevas máquinas de hemodiálisis.
Anteriormente la Unidad era catalogada en el Hospital Central como “una maravilla”. Ubicada en el cuarto piso del centro de salud, funcionaba con criterios de excelencia. Además contaba con un amplio equipo de especialistas destinados a cubrir cada una de las demandas que representa un paciente renal. Nefrólogos, urólogos, cirujanos, nutricionistas, enfermeras y más, estaban a la disposición de cada paciente que ameritaba atención; dándole todas las herramientas necesarias para su cuidado.
Con la remodelación el equipo para realizar los diversos tratamientos fue mudado a la planta baja del hospital, a un área que está lejos de ser apta para funcionar como un servicio médico. Al principio contaba con dos aires acondicionados que lograban mantener una temperatura adecuada y ajustada a los parámetros establecidos, pero desde hace tres años se dañaron y los sustituyeron por ventiladores que poco alivian el calor y nada hacen para evitar la contaminación.
No obstante este no es el único problema que acobija tal espacio, pues el desbordamiento de aguas negras que desembocan en pleno servicio intensifica las posibilidades de infección. Los trabajadores afirman que desde que se iniciaron las labores de remodelación de los quirófanos del hospital, ubicados en pisos superiores, comenzaron a sufrir este grave inconveniente. Señalan que las tuberías con las cuales se cuentan tienen más de 50 años, lo cual genera el problema que parece importarle poco a las autoridades.
El actual director del Hospital Central, Francisco Rojas, llegó a responsabilizar a los médicos del área por tal situación, acusándolos de que en el servicio no había desbordamiento alguno y se trataba de que los galenos no querían atender a los pacientes. Es poco lo que Rojas dice a los medios, de hecho consideró que al haberse limpiado las aguas servidas con un coleto y cloro el problema se había resuelto y por lo tanto “no era noticia”.
El gobernador del estado Henri Falcón suele mencionar el Servicio de Nefrología entre sus proyectos próximos a inaugurar, sin embargo no realiza acciones concretas que realmente demuestren que así será, lo cual causa desconcierto en las personas más afectadas: los pacientes renales.
Asimismo los médicos, que por temor a represalias no quisieron identificarse, expresaron que los suministros son otorgados por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), mientras el pago de los médicos depende del Hospital Central.
“Eso sí, cuando algo falta, algo se daña o hay algún problema, esto no es de nadie”, afirmaron los trabajadores quienes, además de los pacientes, son los principales dolientes de la Unidad de Diálisis y se lamentan porque no se ha concluido. Además les angustia tener que brindar una atención tan precaria a personas que necesitan contar con un área acondicionada.
Hace seis años les fueron entregadas las nuevas máquinas de hemodiálisis, de 18 con las que fueron dotados ahora solo funcionan 6, el resto se han dañadas y se han mantenido en el lugar sin reparación alguna.
Los médicos aseguran que estas fueron traídas mediante un convenio con Argentina y desde su llegada no se realizó mantenimiento alguno, lo cual generó su deterioro.
“Los pacientes cada vez que deben dializarse se dirigen a la misma máquina, si esa máquina se dañan se quedan sin diálisis, no se pueden estar cambiando”, aseguró el personal médico quien destaca que con el calor que hay en el lugar no solo provoca contaminación, sino que los aparatos se dañen, pues los mismos deben estar en temperaturas bajas.
Precisamente por no contar con aires acondicionados, se genera un gran temor en los pacientes, pues además de las bacterias que rondan en el aire y se reproducen por el calor, los afectados tampoco cuentan con área para limpiar la fístula antes de entrar en proceso de diálisis, aumentando así el riesgo. En el lugar donde improvisadamente funciona la unidad no se cuenta con un baño, ni siquiera un lavamanos que le posibilite tanto a pacientes como galenos tener la debida higiene.
El lavamopas se encuentra al lado de las máquinas mientras realizan el tratamiento, y también funcionan para cual quierlabor en la que se necesite agua, siendo un área de “limpieza” general, sin las debidas limitaciones para su uso.
Todas estas malas condiciones que reúne la Unidad de Diálisis se aprecian a simple vista y repercuten directamente en la salud del paciente. Gran parte de estos sufren de infecciones en sus heridas debido a la contaminación. Los trabajadores que laboran en el área conocen todos los problemas y se siente abrumados por los mismos, así como se apenan al tener que atender en un lugar no apto.
Señalan que si el IVSS o cualquier organismo de salud se acerca al servicio a evaluar su calidad y eficiencia recibiría la puntuación más baja y el mismo sería cerrado, de hecho consideran que tal valoración se debería realizar. Si bien no quieren que los pacientes dejen de recibir su tratamiento, tampoco creen conveniente que se haga de tal mala manera en donde la insalubridad impera.
En los días en donde las aguas servidas han colapsado sobre la Unidad de Diálisis la solución ha sido tan sencilla como pasar un coleto con cloro, luego de esto se siguen atendiendo a los pacientes, con un área contaminada en donde se continúa trabajando “como si nada”, afirmaron los galenos.
“Con las uñas”, deben laborar cada día en el servicio improvisado, aún así el personal se encarga de brindar la mejor atención posible a cada paciente que llega.
Las malas condiciones no dejan a un lado sus ganas de trabajar, sin embargo piensan que es injusto que los usuarios no cuenten con el verdadero Servicio de Nefrología que durante años se les ha prometido, exhortando a quien competa la culminación de la Unidad de Diálisis.
Los afectados hablan
Los mayores perjudicados son los pacientes renales que se atienden en la Unidad. José Rodríguez es uno de ellos, durante cinco años se dializa y ha escuchado todas las promesas hechas por el Ejecutivo regional.
Aseguró estar cansado de no ser tomado en cuenta al igual que el resto de los pacientes. “En febrero del año pasado vino el gobernador y dijo que en un mes inauguraría la Unidad; ya va casi un año y seguimos en el mismo lugar”, señaló.
Esta no fue la única vez que se prometió hacer entrega del área, la cual según Henri Falcón, gobernador del estado Lara, se encuentra pronto a concluir; en noviembre del pasado año también esperaron contar con el espacio acondicionado, pero no fue así.
Para Rodríguez en el servicio improvisado “salen peor de lo que llegan”, pues conocen que el entorno en el que se les realiza el tratamiento no cuenta con los indicadores necesarios para prestar el servicio. El llamado ya lo realizan de manera general a quien competa y quienes quieran contribuir para que culminar el servicio.