La Divina Pastora se encontró con su pueblo en viaje de fe que este jueves 14 de enero, desbordó a los fieles por calles y carreras de la ciudad de Barquisimeto.
Cada año la devoción se hace más intensa porque sobran razones para pedirle su mediación misericordiosa ante el Hijo y el Padre.
También la fiesta del 14 de enero convoca a peregrinos del país y del mundo, quienes acuden a verla o pagarle con ofrenda de amor, el milagro recibido.
Esta gratitud se expresa de miles de formas: vestidos de Nazareno, con el singular traje de pastora, con los pies descalzos, símbolo de entrega, de humildad y de hombres y mujeres rendidos ante el trono de María.
El equipo de reporteros gráficos del diario EL IMPULSO, reflejó en imágenes que son historias, estos momentos sensibles.
Cada rostro expresa una vivencia, también cada palabra y hasta los silencios de quienes transitan la procesión, desde el Santuario de Santa Rosa y hasta la Catedral de Barquisimeto, buscando en la oración el refugio necesario.
La ciudad se convirtió en capital de la fe pero también de la esperanza de miles de creyentes.
La edad no es impedimento para amanecer con María y dejar caer la noche mientras se canta y se ora en jornada que no cansa porque la devoción es un motor celestial.
Abuelos, niños, jóvenes y familias completas, acudieron a encontrarse con la Madre. Desde la cercaía o la lejanía, desandaron pasos en acto peregrino.
Este año la procesión del 14 de enero tuvo un elemento particular: las 14 estaciones de la Ruta de la Misericordia.
En cada parada se elevaron ruegos por causas nobles y se dignificó el derecho del hombre a su error y su capacidad de enmienda.
La Virgen, a su paso, saludó esta iniciativa que impregnó de mayor religiosidad un momento ya escrito en la historia católica del estado Lara y de Venezuela.
María, madre buena, rogó por nosotros y desde su trono se conmovió al ver cuán grande es la devoción de sus hijos.