Desde su fundación le han tocado a la Virgen y esta vez no fue la excepción: La Orquesta Mavare, con típicas piezas larenses y marianas, exaltó a la Madre de Dios durante su llegada a Barquisimeto.
La Plaza Macario Yépez es un punto icónico durante la procesión de la Divina Pastora y la Mavare ha pasado a ser tradición. Cada 14 de enero le rinde tributo a la Pastora.
Al llegar la imagen a la plaza, cerca de la una de la tarde, la orquesta interpretó Endrina, escrita por Napoleón Lucena, quien afirmaba que esa era la canción favorita de la Divina Pastora, por lo cual desde entonces es homenajeada con la pieza musical.
Esta ocasión tuvo sello particular: por primera vez, desde sus inicios, la Mavare le brindó su concierto dirigido por una mujer. Liubalena González fue la violinista que tuvo la oportunidad de tener tal privilegio. De ahora en adelante se encargará de la tutela de los músicos que forman parte de tan prestigiosa institución musical.
González, quien se confiesa católica y devota de la Virgen, expresó que la Divina Pastora la llevó de la mano, pues considera que no pudo haber mejor fecha para iniciar con su nuevo papel en la Orquesta.
Al menos 20 canciones fueron interpretadas por los más de 30 músicos que rindieron homenaje a la Madre de Dios, acompañados también por reconocidos intérpretes como los hermanos Rutigliano, Fany Valera, William Alvarado, Miguel Ángel Arapé, entre otros. El maestro Ángel Eduardo Montesinos, quien hasta hace pocos días se destacó al frente de la dirección de la orquesta, compartió tarima con su sucesora.
Servidores del pueblo
El Clero junto a mandatarios regionales estuvieron presentes en el acto. Monseñor Antonio José López Castillo, durante su homilía, expresó: “Los sacerdotes son servidores del pueblo, no quieren ser dueños del pueblo”, haciendo referencia a que deben estar a la disposición de las personas, ser misericordiosos y humildes; así como trabajar como el pastor que conoce a su rebaño de ovejas.
Resaltó la importancia de las obras sociales como parte de la ayuda que se puede brindar, especialmente por el momento que vive el país. “El pueblo sufre de hambre, el pueblo sufre al no conseguir medicinas”, resaltó el arzobispo.
La circunstancia política resultó inevitable, por lo cual hizo un llamado a respetar al pueblo en su decisión electoral, asegurando que quienes no respetan la democracia se convierten en totalitarios.
Culminó con un mensaje de unión familiar y un exhorto a obedecer las indicaciones del papa Francisco, así como mantenerse siempre apegados a la Divina Pastora y hacer el bien.
La Orquesta Mavare despidió a la santa madre y le deseó buen viaje hacia la Catedral, tocando las piezas Como llora una estrella, vals venezolano que fue interpretado por William Alvarado. La voz de Cheíta Quintana interpetó La Negra y cerró la ofrenda musical con el pasodoble Curro en el oro. Mientras, los fieles, con oración y reflexión, acompañaban el paso de la Divina Pastora.