Miles y miles de devotos van junto a la Divina Pastora, en su procesión. Varias personas caminan descalzas, otros vestidos de Nazareno, cargando una cruz, o simplemente esperan a la Virgen en algún punto estratégico, son unas de las maneras en que pagan las bendiciones concedidas por nuestra patrona.
Quienes la esperan en un lugar en específico, suelen repartir frutas como mandarinas, naranjas, botellas de agua, entre otras cosas, esto, aparte de ser parte de una promesa, también sirve de ayuda para mantener hidratados a quienes van caminando bajo el inclemente sol.
Recorrer la procesión de la Divina Pastora, tiene una sensación especial, más allá de ir con la música de adoración hacia la sagrada imagen, sino aquel sentimiento de paz, tranquilidad que una oración, petición y cumplir con la promesa ofrecida a la virgen, que sólo en el camino con la Virgen puede sentirse.