Al parecer el juego político se trancó en Venezuela. Con una sentencia totalmente ilegal, injusta e ilegítima, la sala electoral del Tribunal Supremo ha puesto en jaque a la recién electa Asamblea Nacional excediendo sus competencias y desconociendo la soberanía popular, la constitución y su propia jurisprudencia. Le tocará a la bancada de la MUD jugar ajedrez para salir airosa de este choque de poderes ejerciendo su potestad y sobretodo haciendo valer su representación popular.
Pero el tablero principal no es el institucional. En la calle hace estragos la peor crisis económica de nuestra historia que pulverizó el salario, las prestaciones y los ahorros de todo un pueblo hoy sometido a escasez más humillante y a la delincuencia más atroz. Pero el Gobierno responsable de este drama lejos de rectificar o proponer un plan de rescate, prefirió insistir con el modelo fracasado con un nuevo gabinete inútil e incapaz de cualquier solución. La mezcla entre un teórico marxista y un enchufado cadivero es letal y solo augura un raspado de olla tremendo. No en vano el chavista Pérez Pirela sentenció lo que luce como el último gabinete de Maduro con la frase “Cualquiera acepta un cargo”. Por otro lado a Padrino López le parece un ultraje quitar un cuadro de la Asamblea pero avala que los militares activos griten consignas partidistas como “patria, socialismo o muerte” y “Chávez vive”. Mientras tanto sigue retumbando el eco de las palabras del diputado Américo De Grazia: “indignante es otorgar pasaportes diplomáticos para que trafiquen con droga”.
El país no aguanta más. Se requiere una solución política que destranque el juego y acerque la ejecución de un plan económico con miras a rescatar el aparato productivo y revalorizar la moneda. Todos sabemos que la “cochina” está en Miraflores, así que es fácil predecir el resultado a la hora de contar piedras. La única salida viable es adelantar la elección presidencial para este año a través de un referéndum consultivo, enmienda o reforma que elimine la reelección indefinida y recorte el período. Quién tenga una mejor propuesta que la haga, pero no se puede seguir desconociendo la voluntad soberana de un pueblo oprimido y arruinado por una cúpula que encaja perfectamente en el concepto de oligarquía al ser una minoría con poder. Nadie puede declarar nulo el cambio decretado por los venezolanos el pasado 6 de diciembre. La emergencia también es política.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Twitter: @chatoguedez